El paso a la hora de invierno permite "ganar" una hora de sueño.
Numerosas personas son afectadas durante varias semanas por este cambio de horario. Pero parece que el paso a la hora de invierno es menos perturbador en término de trastornos del sueño que el paso a la hora de verano, donde la noche tiene una hora menos.
Según los especialistas del sueño, este cambio de horario altera el ritmo biológico de las personas, y en particular de las más frágiles, como los niños y las personas mayores de edad.
La perturbación del ritmo biológico no causa solamente trastornos del sueño, sino que también influye el apetito, la capacidad de trabajo, incluso el humor.
Las personas más propensas al estrés pueden sentirse angustiadas por las consecuencias del cambio de hora, especialmente por el hecho de tener que configurar la hora de todos sus equipos electrónicos.
Si la mayoría de dispositivos (ordenador, televisión, lector DVD) se configuran solos, puede ser tranquilizador no tener que configurarlos manualmente. Configurar la hora también presenta la ventaja de acostumbrar el organismo al cambio de hora.
Numerosos profesionales aconsejan anticipar el cambio de horario, en especial en los niños.
El cambio de hora perturba mucho sus hábitos y puede hacerles perder el apetito o ponerles de mal humor.
Un buen consejo práctico para los que se acuestan temprano es acostarse una hora más tarde un par de días antes del cambio de horario.
Con un mismo número de horas de sueño, se despertarán a la hora acostumbrada.
Ciertas personas sienten un fuerte cansancio después de un cambio de horario, incluso una sensación de malestar.
Algunos consejos permiten la desaparición de los síntomas a los pocos días, incluso algunas semanas como máximo: