El adenocarcinoma, a diferencia del adenoma, es un tumor maligno (cáncer) que se desarrolla en las células de la mucosa glandular (por ejemplo, estómago, colon o bronquios, entre otros) o una glándula (próstata, ovario, mama o tiroides, entre otros). Puede pasar desapercibido en un primer momento, ya que no causa ningún síntoma hasta sus etapas avanzadas. Lo deseable es un diagnóstico precoz que permita un tratamiento lo menos invasivo posible y una buena posibilidad de recuperación total.
Un adenocarcinoma provoca diversas manifestaciones, más o menos importantes, dependiendo de la ubicación y la etapa de desarrollo del cáncer. Algunos de los síntomas se manifiestan en la mayor parte de los adenocarcinomas, como pérdida de peso sin explicación y de manera rápida, pérdida de apetito, presencia de ganglios o intensa fatiga.
Los adenocarcinomas pueden tener, en su primera etapa, la apariencia de un simple adenoma. En estos casos, para confirmar el diagnóstico, su médico prescribe los exámenes necesarios como análisis de sangre, biopsia de un fragmento del tejido o toma de muestras de células orgánicas (aspiración con aguja fina, pruebas de Papanicolaou). También se pueden realizar pruebas clínicas, como endoscopia (permite buscar lesiones a través del escáner corporal), ecografía (visualización de un órgano en una pantalla), mamografía (radiografía de las glándulas mamarias) o IRM (imágenes por resonancia magnética).
Los adenocarcinomas se dividen en varios tipos dependiendo de su naturaleza: por grado, en función de sus diferencias; de acuerdo con el sistema TNM que tiene en cuenta el grado de malignidad del tumor y su estadío evolutivo, T representa el primario (la fase de evolución del nivel de tumor primario), N para los ganglios linfáticos (que valora la extensión local del tumor), M para la localización secundaria del tumor (a distancia o en contacto con otros órganos). Esta división permite que el especialista implemente un protocolo médico y valore la posible evolución y el pronóstico.
El tratamiento del adenocarcinoma se basa en la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia. En sustitución de la quimioterapia, se puede utilizar la hormonoterapia, que implica la administración de hormonas. Las posibilidades de curación cada vez son mayores y dependen del tipo de cáncer y de su grado de desarrollo y extensión.
Un estilo de vida saludable (no drogas, no alcohol, no tabaco) y una dieta equilibrada, variada y no excesiva, además de la detección a tiempo, son factores que reducen el riesgo de desarrollar esta enfermedad. También se recomienda un seguimiento médico regular, especialmente si hay antecedentes familiares de adenocarcinomas.
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