El consumo de pescados y crustáceos pueden provocar manifestaciones de urticaria que pueden evocar una alergia. Reacciones más severas como un choque anafiláctico también pueden aparecer. La alergia al pescado y a los crustáceos puede evolucionar en el niño durante numerosos años.
El atún, la merluza, el bacalao, el salmón y el bacalao fresco son los principales peces responsables de alergias. Presentan todos en común una proteína llamada parvalbúmina.
Las gambas, las cigalas, los bogavantes, los mejillones y los calamares son los principales crustáceos responsables. Presentan todos en común una proteína llamada tropomiosina.
Ninguna alergia cruzada es comprobada entre el pescado, los crustáceos y los moluscos debido a la ausencia de reactividad cruzada entre la parvalbúmina, presente en los pescados y la tropomiosina presente en los crustáceos y los moluscos.
Existen alergias cruzadas entre los crustáceos y los ácaros o las cucarachas debido a una homología entra el tropomiosina presente en las 2 especies.
Los síntomas observados no son del todo de origen alérgico. Pueden ser provocadas por una toxina o por sulfitos.
Las toxinas más frecuentes son provocadas por Anisakis, gusano redondo de la familia de los nematodos, que parasita los peces.
Los sulfitos, utilizados al hacer las conservas, pueden provocar síntomas "pseudoalérgicos" severos.
El diagnóstico de la alergia al pescado y a los crustáceos se efectúa con la ayuda de pruebas cutáneas que utilizan extractos comerciales. Pero estas pruebas no son muy específicas. Las pruebas cutáneas practicadas con los alimentos nativos sospechados, los diferentes pescados o los crustáceos permiten un mejor diagnóstico.
Para las gambas, observamos por ejemplo, que los extractos cocidos eran más alérgicos que los crudos.
El análisis de sangre de los IgE específicos, Rast (prueba de radioalergoabsorbencia), concierne esencialmente al bacalao fresco o a la merluza. El análisis de sangre de radioalergoabsorbencia a los crustáceos no es específico.
Una prueba de provocación permite confirmar totalmente el diagnóstico, cuando las manifestaciones o las pruebas cutáneas no son lo suficientemente convincentes. También permiten eliminar el diagnóstico de alergia al pescado o a los mariscos y el régimen alimenticio que podría emanar de eso. Es contraindicado en los niños de menos de 3 años e inútil cuando los síntomas son evidentes.
Cuando la alergia es confirmada, el tratamiento consiste en no comer pescados o mariscos.
Es importante reevaluar regularmente la presencia de la alergia, en función a los síntomas observados, esto con el fin de evitar un régimen inútil y apremiante.
Fuentes: Dr. Claude Molina y Dr Jacques Gayraud.