La rabia es una zoonosis (enfermedad transmitida al ser humano por los animales) causada por un virus.
Es una enfermedad aguda infecciosa viral del sistema nervioso central ocasionada por un Rhabdovirus que causa encefalitis aguda.
Datos y cifras
Hay rabia en más de 150 países y territorios.
Cada año mueren por esta enfermedad más de 55.000 personas, principalmente en Asia y África.
El 40% de las personas mordidas por animales presuntamente rabiosos son menores de 15 años.
En la gran mayoría de los casos fatales de rabia humana, los perros han sido la fuente de infección.
La limpieza de la herida y la inmunización en las horas siguientes al contacto con un animal presuntamente rabioso pueden evitar la aparición de la enfermedad y la muerte.
Cada año más de 15 millones de personas en todo el mundo reciben tratamiento profiláctico postexposición con la vacuna, para prevenir la enfermedad.
Se calcula que de este modo se previenen cientos de miles de muertes anuales por rabia.
Una vez que aparecen los síntomas, la enfermedad es casi siempre mortal.
¿Dónde se encuentra el virus de la rabia?
El virus de la rabia se encuentra difundido en todo el planeta y ataca a los mamíferos domésticos y salvajes.
Se encuentra en la saliva y en las secreciones de los animales infectados.
Se inocula al hombre cuando éstos lo atacan y provocan en el hombre alguna lesión por mordedura.
Manifestaciones clínicas
El periodo de incubación de la rabia suele ser de 1 a 3 meses, pero puede oscilar entre menos de una semana y más de un año.
Las primeras manifestaciones son la fiebre, que a menudo se acompaña de dolor o parestesias (sensación inusual o inexplicada de hormigueo, picor o quemazón) en el lugar de la herida.
A medida que el virus se propaga por el sistema nervioso central se produce una inflamación progresiva del cerebro y la médula espinal que acaba produciendo la muerte.
La rabia furiosa
La rabia furiosa se manifiesta con signos de hiperactividad, excitación, hidrofobia y, a veces, aerofobia.
La muerte se produce a los pocos días por paro cardiorrespiratorio.
La rabia paralítica
Representa aproximadamente un 30% de los casos humanos y tiene un curso menos dramático y generalmente más prolongado que la forma furiosa.
Los músculos se van paralizando gradualmente, empezando por los más cercanos a la mordedura o arañazo.
El paciente va entrando en coma lentamente, y acaba por fallecer.
A menudo la forma paralítica no se diagnostica correctamente, lo cual contribuye a la subnotificación de la enfermedad.
Diagnóstico
No se dispone de pruebas para diagnosticar la infección por rabia en los humanos antes de la aparición de los síntomas clínicos.
A menos de que haya signos específicos de hidrofobia o aerofobia, el diagnóstico clínico puede ser difícil de establecer.
La rabia humana se puede confirmar en vida y posmortem mediante diferentes técnicas que permiten detectar virus entero, antígenos víricos o ácidos nucleicos en tejidos infectados (cerebro, piel), y también en orina o saliva.
Transmisión
Las personas se infectan por la mordedura o el arañazo profundos de un animal infectado.
Los perros son los principales huéspedes y transmisores de la rabia.
Estos animales son, en todos los casos, la fuente de la infección que causa las 50.000 muertes por rabia humana que se calcula ocurren anualmente en Asia y África.
Los murciélagos son la principal fuente de infección en los casos mortales de rabia en los Estados Unidos y Canadá: la rabia del murciélago se ha convertido recientemente en una amenaza para la salud pública en Australia, América Latina y Europa Occidental.
Los casos mortales en humanos por contacto con zorros, mapaches, mofetas, chacales, mangostas y otros huéspedes carnívoros salvajes infectados son muy raros.
También puede haber transmisión al ser humano en caso de contacto directo de material infeccioso (generalmente saliva) con mucosas o heridas cutáneas recientes.
La transmisión de persona a persona por mordeduras es teóricamente posible, pero nunca se ha confirmado.
Aunque es raro, también puede contraerse la rabia por trasplante de órganos infectados o inhalación de aerosoles que contengan el virus.
La ingestión de carne cruda o de otros tejidos de animales infectados no es fuente de infección humana.
Tratamiento después de la exposición
Tratamiento local de la herida, iniciado tan pronto como sea posible después de la exposición.
Administrar una vacuna antirrábica potente y eficaz conforme a las recomendaciones de la OMS.
Administrar inmunoglobulina antirrábica, si está indicado.
El tratamiento eficaz inmediatamente después de la exposición puede prevenir la aparición de los síntomas y la muerte.
Tratamiento local de la herida
Un medio de protección eficaz consiste en eliminar el virus de la rabia del lugar de la infección con métodos químicos o físicos.
Por consiguiente, resulta muy importante proceder rápidamente al tratamiento local de todas las mordeduras y arañazos que puedan estar contaminados por el virus de la rabia.
Los primeros auxilios recomendados consisten en el lavado inmediato y concienzudo de la herida durante un mínimo de 15 minutos con agua y jabón, detergente, povidona yodada u otras sustancias que maten al virus de la rabia.
Tratamiento recomendado
La profilaxis postexposición que se recomienda depende del tipo de contacto con el animal presuntamente rabioso.
Ante cualquier exposición de riesgo, se deberá acudir a un centro sanitario lo antes posible, donde se llevará a cabo una valoración según el tipo de contacto que se ha producido y se aplicarán las medidas de tratamiento oportunas.
Existe una vacuna frente a la rabia que si se administra después del suceso es "eficaz" y se dispone de una inmunoglobulina antirrábica para las exposiciones de mayor peligro.
El documento « La rabia canina en los humanos » se encuentra disponible bajo una licencia Creative Commons. Puedes copiarlo o modificarlo libremente. No olvides citar a CCM Salud (salud.ccm.net) como tu fuente de información.