La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que anualmente en el mundo ocurren 250 millones de casos nuevos de enfermedades de transmisión sexual.
Prevención primaria.Comprende las medidas encaminadas a disminuir el número de casos nuevos de una determinada enfermedad, es decir, a disminuir la aparición de la enfermedad.
Prevención secundaria. Se ocupa del diagnóstico y tratamiento precoces de una determinada enfermedad en la fase de latencia, es decir cuando todavía no hay síntomas.
En el caso de las ETS la detección y tratamiento precoces pueden controlar la extensión de las ETS producidas por bacterias. Sin embargo, la mayoría de las ETS provocadas por virus (herpes, papiloma humano, SIDA) son incurables y algunas de ellas tienen consecuencias graves para la salud, llegando incluso a producir la muerte (por ejemplo, el Virus del Papiloma Humano se asocia al cáncer de cuello del útero). Todo esto subraya el papel central de la prevención primaria de las ETS.
En el caso de la infección por el virus del papiloma humano es también primordial la prevención secundaria, con medidas encaminadas al diagnóstico y tratamiento precoz del cáncer de cuello de útero. No hay que olvidar tampoco la investigación y control de los contactos de las personas infectadas.
La letra "A" de "abstinence" (en inglés, abstinencia) significa que lo prioritario y 100 % eficaz para prevenir la infección es abstenerse de tener relaciones sexuales. También se puede recomendar a los jóvenes que retrasen al máximo el inicio de relaciones sexuales. Otro concepto en el mismo sentido sería practicar la fidelidad dentro de la pareja.
Finalmente, y en el caso de que fueran rechazadas las recomendaciones anteriores, se habla de la "C" de "condom", recomendando el uso de condones pero advirtiendo que reducen, pero no eliminan totalmente, el riesgo de contagio.
Es cierto que el porcentaje de adolescentes que tienen relaciones sexuales aumenta y cada vez las inician antes. Por eso, algunas autoridades consideran que no es realista plantear a los jóvenes la abstinencia, como si la sexualidad y la promiscuidad fueran "inevitables" en sus vidas, y se limitan únicamente a recomendar el preservativo. Ante las graves epidemias del SIDA y de las ETS se debe dar toda la información posible a los jóvenes para que sus decisiones sean más informadas, es decir más libres.
Los datos científicos más recientes indican que el preservativo no elimina el riesgo de contagio sino que lo reduce en un 80% y ofrece una mala protección para tres de las cuatro ETS más frecuentes: clamidia, virus del papiloma humano y herpes.
Para calcular la probabilidad de transmisión de una ETS hay que tener en cuenta no sólo la eficacia del preservativo, sino también la duración de la inefectividad, el número de relaciones sexuales que tiene un sujeto en un tiempo determinado y el número de personas diferentes con quien tiene dichas relaciones. El conjunto de estos datos permite entender cómo es posible que una persona acabe infectándose a pesar de usar el preservativo.
Decir que el preservativo reduce el riesgo en un 80 %, no significa que "hay un 20 % de fallos". En la práctica, los estudios confirman que de 100 personas con relaciones sexuales a lo largo de un año, y donde hay una persona infectada y otra que no lo está, se contagiarían aproximadamente 5,7. De utilizarse el preservativo siempre y correctamente, este riesgo se reduciría en un 80 % y esto significa que el número de infectados acabaría siendo por lo tanto de 1,14 (es decir el 20 % de 5,7). Además, esta probabilidad puede ser menor cuando la persona infectada recibe un tratamiento antirretroviral.
En el caso concreto de la infección por VIH/SIDA, el número de personas infectadas en el año 2004 ha alcanzado su nivel más alto: se estima que durante 2004 se han infectado 4,9 millones de personas nuevas (10 cada minuto) y de éstas, cerca de la mitad son jóvenes entre 15 y 24 años. Existen actualmente en el mundo 39,4 millones de personas infectadas, siendo casi la mitad mujeres (informe ONUSIDA, 2004). En Europa, en los últimos 5 años ha aumentado un 112% el número de infectados por contacto heterosexual, lo que explica que las ETS estén también en aumento.
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