La espirometría (basal y tras broncodilatores) es la prueba que más se utiliza en la consulta debido a que nos proporciona una información rápida e imprescindible. Es una prueba básica para conocer la función pulmonar.
El paciente debe haber suspendido previamente la medicación broncodilatadora desde 12 horas antes de la prueba
Se le indica al paciente que realice una inspiración máxima y a continuación que expulse por completo todo el aire de sus pulmones lo más rápidamente posible a través de la boquilla del espirómetro. Previamente se le habrán colocado al paciente unas pinzas en la nariz y se le habrá indicarle que mantenga bien cerrados los labios alrededor de la boquilla.
Los resultados dependen del esfuerzo que haga el paciente: por lo tanto es absolutamente esencial animar al paciente para conseguir determinaciones válidas. Suelen realizarse 3 maniobras o soplos y la mejor de las tres es la que se considera la válida.
El paciente realizará una inspiración máxima, de forma relajada. Con la boca libre de comida u otros obstáculos (chicle etc.), se colocará la boquilla entre los labios, cerrando estos perfectamente sobre aquella.
El técnico dará entonces una orden enérgica y tajante para que el paciente comience la espiración forzada, con lo que se evitarán los comienzos dubitativos.
Durante la espiración forzada, el técnico animará con insistencia y energía al paciente para que siga soplando todo lo que pueda, para obtener el máximo esfuerzo del paciente y evitar la interrupción temprana de la maniobra. La maniobra de espiración forzada se prolongará, COMO MÍNIMO, durante 6 segundos.
La maniobra de espiración forzada se repetirá como mínimo tres veces, siempre que las curvas obtenidas sean satisfactorias. De no ser así, se repetirá la maniobra hasta obtener 3 curvas satisfactorias, siempre con un máximo de nueve maniobras.
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