La gonorrea, causa de la blenorragia, forma parte de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) más frecuentes. Su tratamiento medicamentoso es indispensable teniendo en cuenta que los riesgos de complicaciones que esta infección puede provocar.
Un análisis bacteriológico, con realización de un antibiograma es necesario para poner detectar la presencia de Neisseria gonorrhoeae, bacteria responsable de la blenorragia.
Un tratamiento antibiótico probabilista antigonocócico y antichlamydia es generalmente prescrito inmediatamente después del análisis.
El tratamiento de la blenorragia se basa en la administración de una dosis de antibióticos única por vía inyectable (intramuscular o por inyección intravenosa).
En caso de contraindicaciones a ciertos antibióticos o en caso de contraindicaciones clínicas, otros antibióticos (por vía oral) pueden ser utilizados. La toma de antibióticos es generalmente asociada con un tratamiento de la infección por clamidias.
Una consulta de seguimiento es necesaria al cabo de tres días si los síntomas persisten. Otra consulta de seguimiento al cabo de 7 días sistemáticamente es organizada con el fin de efectuar un control microbiológico de la curación (eliminación de la bacteria).
Las parejas sexuales son también tratadas con antibióticos para evitar toda reinfección y reducir el riesgo de transmisión de la infección a otras personas.
En caso de infección, tu médico te pedirá informar a las personas susceptibles de estar contaminadas para que puedan ser examinadas y tratadas.
Una nueva cepa ultrarresistente de la bacteria fue descubierta en 2011, lo que plantea el problema del límite de la eficacia de los tratamientos antibióticos.
En un contexto donde ciertas cepas de Neisseria gonorrhoeae desarrollaron resistencias a los tratamientos antibióticos, es importante prevenir la transmisión de la enfermedad.
Para limitar el riesgo de infección y de reinfección, el preservativo es el único medio de prevención realmente eficaz.
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