El término congénito se aplica a toda anomalía o patología observada desde el nacimiento de una persona. Una patología congénita se puede diagnosticar en el útero o años más tarde. Puede ser de origen genético (pero no necesariamente hereditaria), tóxico (debido al consumo de alcohol, drogas o la exposición a productos como pesticidas), medicamento, de deficiencias, de la edad o de enfermedades transmitidas por la madre, como la diabetes. La hernia umbilical o la trisomía 21 son enfermedades congénitas.