En la caja torácica tenemos 24 costillas, aunque solo catorce de ellas son realmente costillas, porque seis se consideran falsas, y las últimas cuatro, flotantes. La caja torácica protege los órganos internos como el corazón o los pulmones. Las fracturas de las costillas son las lesiones más frecuentes del tórax. Los golpes o los traumatismos en esta zona son las causas más frecuentes. Cuando se produce una rotura o una grieta en la caja torácica, una rotura del cartílago o tejido grueso que une las costillas al esternón se dice que existe una rotura o fractura de costilla, aunque el hueso no se haya roto.
Los golpes o traumatismos en la zona, las caídas y los impactos con el volante son las causas más frecuentes. También puede provocarlas un golpe de tos o un estornudo muy fuerte, sobre todo si la persona tiene los huesos débiles por padecer osteoporosis o cáncer. En los niños las costillas son más elásticas, por esto las fracturas son más frecuentes en los adultos.
Las dos primeras costillas están protegidas por las clavículas y el músculo pectoral mayor. Las dos últimas costillas son móviles. Por lo tanto las que se fracturan con más frecuencia son las costillas intermedias.
Los síntomas más característicos son dolor al respirar, dolor al hacer presión en la zona del esternón, molestias musculares en la zona, dolor de cabeza, problemas para dormir causados por el mismo dolor intenso, cansancio y dificultad de movimientos. De todas formas estos síntomas deben ir acompañados de un antecedente de un golpe, una caída o algún tipo de traumatismo.
Las roturas de costillas a veces pueden ser peligrosas ya que si queda alguna zona erosionada puede dañar órganos internos, como vasos sanguíneos o los pulmones. Debido a esto puede aparecer dificultad al respirar (disnea). La fractura generará dolor en la zona, por lo que al ejercer presión en el esternón, se detectará con facilidad.
Otra complicación posible es el volet costal o respiración paradójica cuando se fracturan 3 costillas o más.
En una radiografía de tórax o de parrilla costal se verá claramente si hay fracturas y su alcance. Aun así, a veces en las radiografías no se percibe una rotura y puede proponerse un TAC torácico para, además, asegurarse que no hay ninguna otra lesión pleural o pulmonar.
En la mayoría de los casos lo más recomendable es el reposo que rondará las seis semanas, y se acompañará de medicamentos para aliviar el dolor, como el ibuprofeno o el paracetamol. En algunos casos es necesario, incluso, recurrir a los derivados mórficos para poder controlar el dolor. El hielo también puede ayudar. Es importante la fisioterapia respiratoria intentanso realizar inspiraciones hondas para prevenir problemas de pulmón.
Cuando las lesiones provocadas pueden comprometer a algún órgano vital, en primer lugar se debe realizar un escáner óseo con contraste para averiguar el alcance de la lesión. Si la lesión es múltiple puede recurrirse a la cirugía y a la sujeción con clavos, placas o tornillos para, de esta forma, forzar su soldado.
La mayoría de las fracturas sanan en un período de dos a seis meses, salvo en los casos más graves. Es importante no fumar ya que dificultará aún más la respiración. Hay que descansar y no coger peso. En aproximadamente 6 meses la fractura se habrá soldado.