El piercing consiste en introducir un cuerpo extraño, generalmente un metal, en la piel o en una membrana mucosa.
Para colocar un piercing, se debe perforar la superficie cutánea. Esto implica un riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas (infecciones bacterianas o virales) si no es realizado por un profesional concienzudo y en condiciones rigurosas de asepsia.
El profesional debe desinfectar cuidadosamente la zona de la piel que va a ser perforada para la colocación del piercing, usar guantes, usar material esterilizado, etc.
Las contraindicaciones son varias, entre las cuáles podemos nombrar: