La hormona del crecimiento, también llamada somatotropina, participa en el crecimiento y equilibrio de los diferentes metabolismos.
La somatotropina es secretada por las células somatótropas de la antehipofisis cuando la persona padece estrés, tiene sueño, practica un deporte o su organismo trata la glucosa.
Los médicos prescriben análisis sanguíneos de la hormona del crecimiento si sospechan que el paciente sufre algún trastorno del crecimiento.
Conviene saber que los factores que pueden frenar o interferir el crecimiento de una persona son varios, por lo que existen distintos tipos de análisis.
El valor normal de somatotropina es más elevado en niños que en adultos.
Por tanto, mientras que en los niños los valores normales de somatotropina se sitúan entre 5 y 20 ug/l, en los adultos valores situados entre 3 y 5 ug/l serán considerados normales.
El nivel de la somatotropina en el organismo disminuye cuando el paciente sufre una hipofisectomía o radioterapia de la hipófisis.
La presencia de somatotropina es insuficiente en el organismo en caso de paceder el síndrome de Sheehan que provoca la necrosis de la hipófisis o el síndrome de Cushing.
La presencia de la hormona del crecimiento puede aumentar debido a la acromegalia, una enfermedad provocada por un exceso en la secreción o en la acción de la somatotropina.
La acromegalia afecta a las personas de entre 30 y 40 años de edad y se caracteriza, particularmente, por la hipertrofia.
Los resultados no pueden confirmar un diagnostico puesto que pueden variar según la técnica utilizada por los laboratorios. Por este motivo, el paciente deberá acudir a un médico para que prescriba exámenes complementarios o un posible tratamiento.
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