Durante un frotis cérvico-vaginal, el examen de las células epiteliales puede detectar una infección bacteriana.
El epitelio designa el tejido celular que recubre la superficie externa del organismo (piel y mucosa) y las cavidades internas. El epitelio está compuesto por células epiteliales, de formas y dimensiones muy variadas.
La mucosa de la vagina también está compuesta por células epiteliales.
Durante el examen ginecológico, el ginecólogo puede detectar los signos de un desequilibrio de la flora bacteriana de la vagina (por ejemplo: inflamación).
Estos signos pueden ser acompañados por otros síntomas identificados por la paciente, como flujos vaginales.
Durante un frotis cérvico-vaginal, algunas células epiteliales son extraídas para realizar el examen clínico. El análisis de las células epiteliales es llamado colpocitología.
Este análisis permite confirmar el diagnóstico de una eventual vaginosis, mayormente de origen bacteriano (60 % de las infecciones vaginales) o micosis (candidiasis).
Un número elevado de células epiteliales y la presencia de gérmenes sobre éstas indican una infección bacteriana.
Diferentes bacterias pueden ser la causante de una infección vaginal, sexualmente transmisibles o no. Los gérmenes responsables son identificados después de un cultivo en los medios adecuados.
Los más frecuentes son:
Un frotis cérvico-vaginal puede detectar otros tipos de patologías: como el Trichomonas vaginalis (parasitosis) o más frecuentemente una micosis vaginal (causada por el hongo candida albicans).
Las infecciones vaginales de origen bacteriano son tratadas por antibióticos, que pueden ser administrados en diferentes formas: comprimidos, gel o cremas.