En general es la propia mujer la que detecta que presenta un flujo vaginal anormal.
Se debe tener en cuenta el momento de aparición del flujo según el momento del ciclo menstrual.
Se observan las características del flujo en la propia consulta del ginecólogo.
Se coloca una muestra del flujo en una lámina y se observa al microscopio.
Cultivo del flujo
En algunos casos se requiere un estudio de cultivo para obtener una mayor precisión en el diagnóstico.
Tratamientos
Los tratamientos que se proponen pueden ser:
o bien locales, a través de la aplicación de óvulos y cremas.
o bien generales, es decir por vía oral (comprimidos).
o bien una combinación de ambos a la vez.
Debido a que son frecuentes las infecciones mixtas, producidas por hongos y gérmenes a la vez, muchos de los productos que se utilizan para el tratamiento del flujo vaginal anormal tienen acción bactericida y antimicótica simultáneamente.
¿Se debe tratar también a la pareja?
El ginecólogo es quien evalúa en cada caso si es necesario que la pareja de la mujer reciba también tratamiento.
En general esto sucede sólo con algunos tipos de microorganismos o en infecciones recidivantes.
Flujo rebelde al tratamiento
Siempre que haya un flujo rebelde al tratamiento hay que descartar que no esté asociado a una enfermedad como tumores ginecológicos que pueden producir secreción maloliente.
Es muy importante que el ginecólogo indague y la mujer esté pendiente de los síntomas.
La automedicación
El primer y peor error que cometen las mujeres cuando observan un cambio en el flujo vaginal es automedicarse.
Se aplican un óvulo o una crema que tenían en casa y de este modo enmascaran el cuadro.
En todos los casos lo mejor es recurrir al médico sin automedicarse previamente.
Consejos de los profesionales para llevar un control del flujo vaginal
Estar atenta a los cambios notorios en el color, la consistencia, el olor y la cantidad de flujo vaginal.
También pueden aparecer otros síntomas como ardor, picazón o inflamación que pueden llamarnos la atención.
Mantener una buena higiene íntima de la zona vaginal:
utilizar siempre jabones neutros.
nunca utilizar desinfectantes puros.
no limpiarse exageradamente.
evitar la contaminación anal, es decir, nunca limpiarse de atrás hacia delante.
Preferir la ropa interior de algodón, y evitar el uso de pantalones ajustados: es aconsejable utilizar prendas sueltas y aireadas.
Si se nota que las toallas femeninas ocasionan molestias, usar algodón.
Realizar los controles periódicos con el ginecólogo para hacer los chequeos de rutina.
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