La enfermedad de Parkinson es un transtorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso central y evoluciona lentamente. Se produce una muerte prematura, progresiva e irreversible de neuronas en una parte del cerebro denominada sustancia negra.
Esta enfermedad neurológica provoca trastornos esencialmente motrices. La enfermedad de Parkinson se presenta la mayoría de las veces entre los 45 y 70 años. Aproximadamente transcurren entre 5 a 10 años antes de la aparición de los primeros síntomas.
La enfermedad de Parkinson evoluciona lentamente e insidiosamente. Su evolución depende mucho de la rapidez de la puesta en ejecución de los tratamientos medicamentosos. Desafortunadamente, poco a poco se produce una agravación de los síntomas.
Aunque ningún tratamiento puede curar la enfermedad de Parkinson, medicamentos antiparkinsonianos asociados a un tratamiento global y a las reglas higiénico-dietéticas permiten vivir mejor con esta enfermedad.
Ningún medicamento evita la progresión de la enfermedad ni su cura. Los tratamientos medicamentosos son sintomáticos pero pueden ayudar considerablemente. Estos medicamentos mejoran principalmente los síntomas motrices de la enfermedad, como los temblores, la rigidez y la lentitud.
Los medicamentos deben ser prescritos lo más tarde posible debido a los efectos secundarios que provocan.
La dosificación de cada medicamento así como el número de tomas diaria son adaptados a cada persona en función a los síntomas observados. La dosis depende de la severidad de los síntomas extrapiramidales y de la tolerancia individual. Es desaconsejado tomar dosis elevadas en una sola toma.
La dosis diaria es fraccionada la mayoría de las veces en por lo menos 4 tomas al día.
El tratamiento medicamentoso evolucionará en el transcurso de la enfermedad. La dosificación, el número y horarios de las tomas podrán cambiar. Los horarios de la toma de los medicamentos pueden ser un poco flexibles durante las primeras semanas del tratamiento. Estos horarios serán más estrictos y deberán ser regulares cuando las complicaciones motrices aparecen.
Es posible modificar los horarios de las tomas en función a los desplazamientos y a las actividades del enfermo. El médico neurólogo explicará las posibilidades de las modificaciones.
Es importante precisar los horarios de las tomas de los medicamentos así como el estado general y la mejoría sentida. El desarrollo del día debe ser precisado: despertarse, aseo, almuerzo, siesta, cenar, acostarse, salidas así como las actividades del fin de semana en familia, entre amigos y las vacaciones, etc.
La posología, el número y los horarios de las tomas de los medicamentos podrán variar en función a la mejoría o a la aparición de efectos secundarios.
Es aconsejado prever sesiones de información cuando el efecto de los medicamentos es máximo.
No dejar intempestivamente el tratamiento sin haber pedido la opinión de su neurólogo o su médico de cabecera.
Los síntomas reinciden al dejar de tomar los medicamentos.
No se debe tomar una dosis mayor en caso de olvido para compensar los medicamentos no tomados. En todo caso se debe consultar con el médico
Un plazo de acción existe entre la toma de los medicamentos y los efectos del tratamiento. El efecto máximo es generalmente observado en una a tres semanas, pero el efecto terapéutico total puede no ser visible antes de un cierto plazo.
Es aconsejado esperar varias semanas antes de contemplar aumentos de la posología.
El tratamiento debe ser seguido durante por lo menos seis meses antes de dejarlo si no existe una mejoría.
Es aconsejado tomar los tratamientos antes de las comidas o a veces durante las comidas. Los agonistas dopaminérgicos pueden ser tomados durante las comidas con el fin de evitar las náuseas.
En caso de la aparición de náuseas y de dolores gástricos, es aconsejado consultar con su médico.
Síntomas cardiovasculares y psiquiátricos así como manifestaciones motrices pueden aparecer al tomar estos medicamentos.
Una libreta de control permite anotar bien las dosis y los horarios de las tomas de los medicamentos así como la aparición de efectos secundarios.