Un diagnóstico temprano es fundamental para que los tratamientos adecuados se empiecen lo antes posible
Está demostrado que cuanto más temprano se hace el diagnóstico mejor es la calidad de vida de los enfermos.
El sistema ideal para detectar todos los casos de fibrosis quística es la realización de un cribado neonatal.
El examen del tripsinógeno inmunoreactivo o IRT
Se trata de un sencillo análisis de sangre que puede indicar la posibilidad de una fibrosis quística.
El examen del tripsinógeno inmunorreactivo (IRT, por sus siglas en inglés) es una prueba de detección estándar para fibrosis quística en recién nacidos.
Un alto nivel de IRT sugiere una posible fibrosis quística y requiere exámenes adicionales.
Existe también la posibilidad de que dé falsos positivos.
Su coste es elevado por lo que no se realiza de forma sistemática.
El test del sudor
Cuando un niño o niña manifiesta síntomas que nos pueden hacer pensar en una fibrosis quística es aconsejable realizar un test de sudor.
Este test es, hoy día, la base fundamental del diagnóstico de la fibrosis quística.
Se trata de un análisis de unas gotas del sudor del paciente, recogidas en una máquina especial, que determina la concentración de iones en el mismo.
Si la concentración de sal en el sudor alcanza ciertos límites, es indicativo de una fibrosis quística.
El estudio genético es obligatorio
En los casos de resultados positivos en el test de sudor, el paso siguiente es un estudio genético que concluya la mutación concreta y verifique el diagnóstico.
El análisis genético no sólo se ha de realizar al paciente afectado, sino también a sus padres y hermanos.
El documento « Diagnóstico de la fibrosis quística » se encuentra disponible bajo una licencia Creative Commons. Puedes copiarlo o modificarlo libremente. No olvides citar a CCM Salud (salud.ccm.net) como tu fuente de información.