Las picaduras de abeja o de avispa pueden provocar síntomas moderados incluso violentos en las personas alérgicas.
Durante una reacción local provocada por una picadura de abeja o de avispa, aparece una inflamación en el lugar de la picadura, más o menos extendida, acompañada por un dolor violento y por picores.
La primera medida, si se trata de una picadura de abeja es extraer el aguijón de la abeja para evitar no comprimir la bolsa de veneno y no liberar más veneno. Es posible utilizar una tarjeta bancaria o una uña levantando el aguijón de la piel.
El aspivenin permite quitar fracciones del veneno y disminuir la cantidad de veneno pero no permite prevenir la reacción alérgica aguda.
Colocar una fuente de calor cerca a la picadura, como por ejemplo un trozo de un cigarrillo, pero hacerlo con prudencia para no quemarse.
Colocar una venda calentada en el microonda o agua caliente sobre la lesión.
No colocar un cubito de hielo ya que puede al contrario permitir la conservación del veneno.
Las personas que presentan un riesgo débil o elevado de desarrollar una reacción más o menos severa deben tener un botiquín o un estuche de emergencia que comprende ciertos medicamentos.
Los antihistamínicos permiten disminuir los picores.
Los corticoides permiten disminuir la inflamación y las reacciones atrasadas.
Un medicamento broncodilatador es aconsejado en caso de aparición de una crisis de asma.
Una jeringa de adrenalina autoinyectable es aconsejada en el momento de la aparición de una reacción violenta, como por ejemplo un choque anafiláctico.