El ácido ascórbico o vitamina C se encuentra principalmente en las frutas (cítricos) y en las verduras frescas; ingresa en el organismo a través de la alimentación. La cocción de los alimentos disminuye su contenido en vitamina C. El ácido ascórbico permite entre otras cosas luchar contra los virus reforzando la acción de los glóbulos blancos de la sangre y permite también la metabolización del hierro. La deficiencia de vitamina C puede causar dolores de cabeza, fatiga, pérdida de peso, una mayor susceptibilidad a las infecciones y en casos de deficiencia severa el escorbuto, una enfermedad que cursa con una exacerbación de estos síntomas y hemorragias múltiples.