Seguir una dieta rica en verduras de hoja verde, cereales integrales, hígado, huevos y frutas cítricas es la mejor forma de incorporar al organismo la cantidad diaria recomendada de ácido fólico. En este artículo, explicamos los beneficios que representa el consumo de esta sustancia.
El ácido fólico es una forma sintética de la vitamina B9, que se encuentra principalmente en las hojas de vegetales comestibles. También hay otros alimentos que contienen ácido fólico, pero en menor medida.
Las verduras de hoja verde son la principal fuente de ácido fólico, destacando la espinaca, el brócoli y la acelga. Además de esto, algunas verduras, frutas cítricas (naranja, limón, mandarina), cereales integrales y espárragos también aportan este nutriente.
Por último, también hay alimentos de origen animal con ácido fólico. Entre ellos, destacan el hígado de buey y el pollo, la yema de huevo y pescados como la sardina, el salmón y el atún. Sin embargo, estos últimos tienen concentraciones menores en comparación con los alimentos de origen vegetal.
El cuerpo humano necesita ácido fólico para la sintetización y reparación del ADN, y para el proceso de división celular. Esta sustancia también contribuye al desarrollo correcto del feto durante el embarazo y al crecimiento de los niños. El organismo necesita entre 400 μg y 500 μg de ácido fólico al día. Las mujeres embarazadas necesitan un poco más, en torno a los 600 μg.
El consumo de ácido fólico -a través de la alimentación pero también mediante suplementos- es esencial en mujeres gestantes. En los embarazos con bajas tasas de ácido fólico existe un mayor riesgo de eclampsia y otros problemas relacionados con la gravidez. Más allá de esto, existen riesgos para el bebé de sufrir malformación neurológica, específicamente en el tubo neural. Esta malformación es una de las principales causas de muerte perinatal.
En general, se recomienda que una mujer inicie el tratamiento con suplementos de ácido fólico incluso antes de quedarse embarazada, tan pronto como suspenda el uso de métodos anticonceptivos -píldoras o cualquier otro método-. De media, el tratamiento con ácido fólico debe ser iniciado dos o tres meses antes de concebir, y ha de extenderse hasta el final del primer trimestre de gestación.
Aunque muchas mujeres creen que tomando ácido fólico aumentarán sus posibilidades de quedar embarazadas, en realidad su uso solo está indicado para prevenir complicaciones en el parto y no tiene relación con la fertilidad de la mujer.
Además de su importancia para la salud de la mujer, el ácido fólico también es esencial para la fertilidad masculina, ya que disminuye el riesgo de mutaciones cromosómicas en los espermatozoides. Por eso, reduce la posibilidad de que haya problemas en el embarazo, así como el aborto espontáneo o alteraciones cromosómicas como el síndrome de Down.
En general, la mujer que tiene intención de quedarse embarazada debe tomar un comprimido de ácido fólico al día en torno a tres meses antes de concebir. El uso de suplementos debe prolongarse durante todo el primer trimestre de gestación.
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