Sólo en torno al 15% de los cánceres tienen un origen genético. Un gran número de enfermos que no están predispuestos genéticamente probablemente podrían evitar la enfermedad modificando sus hábitos de vida.
Numerosos expertos estiman que la evolución de nuestro modo de vida y de nuestro entorno en el transcurso de las últimas décadas, participan en el aumento del número de personas afectadas por el cáncer. El sedentarismo y la insuficienciente actividad física así como una profunda modificación de nuestra alimentación, representan factores de riesgo que hay que saber. El consumo excesivo de azúcar así como de grasas han desequilibrado nuestras costumbres alimenticias y han participado en este incremento del número de enfermos. Dormir mejor, saber pararse en un momento dado, vivir menos estresado, tener una actividad física regular y una alimentación equilibrada, pueden contribuir, aunque ciertos cancerólogos no se atrevan a decirlo, a limitar los riesgos de aparición de la enfermedad. Según un estudio publicado en 2002 por la World Cancer Research Fund International (Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer) 100.000 nuevos casos de los 240.000 que aparecen podrían ser evitados en Francia modificando las costumbres alimenticias.
22 expertos científicos mundiales publicaron en el marco del Fondo Mundial para la investigación sobre el cáncer, FMRC, en Noviembre de 2007, un informe sobre el modo de vida que cada uno debería adoptar para evitar la aparición del cáncer. Efectuaron durante 5 años, cerca de 7.000 estudios sobre miles de personas. Establecieron que cambiar nuestro modo de vida podría influir en la aparición de la enfermedad en numerosas personas. Por ejemplo, el sobrepeso sería un factor de riesgo que podría comportar una aparición del cáncer de colon, de esófago, de riñón, del endometrio del útero, de páncreas y de mama después de la menopausia.
Practicar una actividad física de 30 minutos cada día, evitar el sobrepeso y también la delgadez extrema manteniendo el IMC (índice de masa corporal) entre 21 y 23, evitar las bebidas azucaradas, limitar el consumo de alimentos hipercalóricos, en particular los productos que tienen una gran cantidad de azúcares añadidos, o con bajo contenido en fibra, o ricos en materia grasa, aumentar el consumo de legumbres, frutas, cereales completos y legumbres secas (consumir mínimo 400 gramos por día), limitar el consumo de carnes rojas y grasas (buey, cerdo, pato) a 500 gramos por semana, evitar la charcutería, carnes ahumadas y saladas, no consumir más una bebida alcohólica al día para las mujeres y dos para los hombres, limitar el consumo de alimentos salados y de productos que contienen sales añadidas como las papatas fritas y los cacahuetes, por ejemplo. No tomar suplementos dietéticos. Alimentar a los bebés con lactancia materna de forma exclusiva durante los seis primeros meses.
También después del tratamiento, las personas afectadas por el cáncer deberían seguir estas recomendaciones y no se deben olvidar tampoco las recomendaciones respecto al tabaco, el cannabis, etc.
La nutriterapia es una ciencia reciente que permite aconsejar qué tipos de alimentos tomar para disminuir los riesgos de aparición de un cáncer. El doctor R. Béliveau, profesor de la cátedra "traitement et cancer (tratamiento y cáncer)" en la Université de Quebec (Universidad de Quebec) determinó en Noviembre de 2007, en el PUNTO, que ciertos alimentos contienen moléculas que permiten mantener los tumores en un estado latente e impiden su desarrollo y que se conviertan así en un cáncer.
El té verde (disminuye los riegos de padecer cáncer de colon, cáncer de vesícula y cáncer de próstata), la soja (disminuye el riesgo de padecer cáncer de mama), las zanahorias (disminuyen los riesgos de padecer cáncer de laringe), la col y el brócoli (disminuyen los riesgos de padecer cáncer de mama) y el ajo (protege de los cánceres digestivos). La cúrcuma es una especie que disminuye los riesgos de padecer un cáncer digestivo y de piel : la salsa de cúrcuma preparada con aceite de oliva y pimienta negra (aumenta la actividad de la cúrcuma) se puede utilizar con numerosos alimentos (legumbres, carnes…)
Este informe, fruto de un análisis de publicaciones científicas hecho por 200 expertos durante 5 años, concluyó que ciertos alimentos como el alcohol aumentan el riesgo de padecer cáncer en las vías aerodigestivas superiores (esófago, laringe, boca, faringe) y cáncer de mama y de colon. En cuanto a la carne roja, autores del informe han confirmado que aumentan el riesgo de padecer cáncer de colon.
Los alimentos que protegen "probablemente" los riesgos de ser víctimas de ciertos cánceres son aquellos que contienen betacarotenos o vitamina C (el pimiento, el kiwi, la grosella negra, el brócoli, la naranja…) tienen un efecto protector con respecto al cáncer de esófago. Los guisantes, las lentejas, las espinacas… ricas en ácido fólico protegen del cáncer de páncreas. Mantenerse delgado con un IMC comprendido entre 21 y 23 permite protegerse de ciertos cánceres. La grasa alrededor del vientre es también un indicio a tener en cuenta.
La ausencia o insuficiencia de actividad física pueden influir en el desarrollo de una enfermedad así como su curación. En su libro « Anticancer », el doctor David Servan- Schreiber recomienda la práctica de una actividad física como elemento fundamental para combatir mejor la enfermedad y evitar los riesgos de recaída. La actividad física recomendada depende del tipo de cáncer. El doctor David Servan- Schreiber aconseja, por ejemplo, a las mujeres afectadas por un cáncer de mama, hacer 6 veces por semana 30 minutos de marcha y a los hombres afectados por un cáncer de próstata hacer 30 minutos de jogging.
Con frecuencia mantener un buen estado físico y nutricional es complicado en una persona que padece cáncer pero es posible si hay una buena actuación por parte de todos los profesionales implicados. Cuanto mejor alimentada esté la persona, más probabilidades tendrá de superar la enfermedad con éxito.
La alimentación de un paciente con cáncer debe plantearse de forma individual en función de cada persona. Se debe intentar respetar al máximo sus costumbres y preferencias. Se recomiendan los suplementos naturales ya que en estos casos los requerimientos de nutrientes se encuentran aumentados y sólo con la alimentación es difícil llegar a cubrirlos. De forma general se recomiendan los ácidos grasos cardiosaludables como el omega-3, que tienen un efecto antiinflamatorio natural y favorecen el buen funcionamiento del sistema nervioso central. También los nutrientes potenciadores de la inmunidad como las proteínas, minerales como el zinc y el selenio y vitaminas como la A, la C y la E. Además de los suplementos es importante hacer una dieta rica en proteínas y calcio. Por esta razón los lácteos o las bebidas vegetales, como la de soja enriquecida en calcio, son opciones muy buenas para el consumo diario.
Se recomienda evitar las carnes rojas (ternera, cerdo, cordero, embutidos y patés), el pescado azul (atún, salmón, bonito, etc.), las legumbres (garbanzos, lentejas, judías),
las grasas (mantequilla, margarina, nata, lácteos enteros) y las frutas ácidas y cítricos como las naranjas, mandarinas, kiwis, limón y fresón.
Los organismos genéticamente modificados (GMO) así como los productos químicos que se utilizan para su cultivo provocan tumores en el organismo. Sin embargo hay que tener en cuenta que los transgénicos están en todas partes, incluso en la mayoría de los derivados de alimentos a base de maíz o de soya. Se pueden evitar consumiendo alimentos orgánicos certificados y verificados o cultivados sin biotecnología.
Las carnes procesadas como carnes frías, mortadelas, tocino, salchichas etc., contienen conservantes químicos. Tanto el nitrito como el nitrato de sodio están relacionados con un aumento significativo del riesgo de cáncer de colon y otros tipos de cáncer.
Las palomitas de maíz o crispetas para microondas contienen productos químicos que se relacionan con diversos tipos de cáncer e infertilidad.
Los refrescos aderezados con azúcares, productos químicos y colorantes: las sodas y los refrescos acidifican nuestro organismo y alimentan las células cancerígenas.
Los alimentos y bebidas 'dietéticas' son más nocivas que las gaseosas. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria encontró que el aspartamo, uno de los edulcorantes artificiales que se utilizan con mas frecuencia, causa una serie de enfermedades, incluyendo defectos congénitos y cáncer. La sucralosa (Splenda), sacarina y otros edulcorantes artificiales también se han vinculado con el cáncer.
La harina blanca refinadaque se utiliza en la elaboración de los alimentos procesados. Un estudio publicado en la revista 'Cancer Epidemiology', encontró que el consumo regular de carbohidratos refinados está relacionado con un aumento del 220% del cáncer de mama en las mujeres.
Los azúcares refinados aumentan los niveles de insulina y alimentan el crecimiento de células cancerosas. Edulcorantes ricos en fructosa como el jarabe de maíz de alta fructosa son especialmente dañinos ya que se ha demostrado que ayudan a metabolizar y proliferar a las células cancerígenas. También las galletas, tortas, pasteles, refrescos, jugos, salsas, cereales y muchos otros alimentos populares, la mayoría procesados, contienen fructosa y otros azucares refinados.
Las llamada frutas 'sucias': son aquellas frutas que han sido cultivadas con pesticidas como las manzanas, las uvas o las fresas. Pero a menos que estas frutas sean orgánicas o verificadas de estar libre de pesticidas, podrían ser un riesgo importante de cáncer. El Grupo de Trabajo Ambiental (EWG), encontró que hasta un 98% de todos los productos convencionales, y particularmente los que se encuentran en su lista de frutas, están contaminados con pesticidas que causan cáncer.
El salmón de cultivo: el salmón de piscifactoría es otro alimento con alto riesgo de cáncer. De acuerdo con las investigaciones el salmón cultivado no só no contiene vitamina D sino que a menudo está contaminado con productos cancerígenos, retardantes, pesticidas y antibióticos.
Los aceites hidrogenados son los que habitualmente se utilizan para conservar los alimentos procesados. Pero estos aceites alteran la estructura y la flexibilidad de las membranas celulares en todo el cuerpo, lo que puede conducir a una serie de enfermedades debilitantes como el cáncer. Algunos fabricantes están eliminando gradualmente el uso de estos aceites y sustituyéndoles por aceite de palma y otras alternativas más seguras, pero todavía las grasas trans son ampliamente utilizadas en los alimentos procesados.
Los científicos parecen confirmar la función importante de los alimentos que contienen fibras (legumbres y cereales completos) en la prevención de riesgos que comportan cáncer de colon.
Se recomienda una dieta rica en frutas y verduras. Los embutidos, los alimentos en salazón y los ahumados son los que más se asocian con el cáncer de estómago. Si ha perdido o está perdiendo peso o si tiene dificultades para comer lo mejor es que coma lo que le apetezca, lo que pueda, y cuando pueda hacerlo. Suele ser útil comer porciones pequeñas cada 2 o 3 horas. Los pacientes operados (especialmente en aquellos en los que se ha extirpado la parte superior del estómago) deben seguir un estricto seguimiento analizando los niveles sanguíneos de vitaminas. Es muy posible que necesiten suplementos vitamínicos que podrían incluir inyecciones de B 12 (la pastilla de vitamina B12 no puede ser absorbida si se extirpó la parte superior del estómago). En estos pacientes suele recomendarse la asesoría de un nutricionista. Ningún suplemento dietético (incluyendo vitaminas, minerales y productos herbarios) ha demostrado claramente que ayude a reducir el riesgo de que este cáncer progrese o regrese.
Controlar el peso, hacer ejercicio físico y alimentarse bien puede ayudar a disminuir el riesgo de que el cáncer de seno regrese. Todavía no está claro si comer algún tipo de alimento específico puede ayudar a disminuir el riesgo de que regrese el cáncer de seno. Sin embargo los estudios han descubierto que las mujeres que sobreviven al cáncer de seno que consumen muchas verduras (vegetales), frutas, granos enteros, pollo y pescado tienden a vivir por más tiempo que aquellas que consumen más azúcares refinadas, grasas, carnes rojas (res, cerdo y cordero) y carnes procesadas (como tocino, salchichas, embutidos y perros calientes). Sin embargo, no está claro si esto es debido a los efectos sobre el cáncer de seno o posiblemente a otros beneficios para la salud que tiene el adoptar una dieta saludable.
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