El propóleo es actualmente muy usado por la medicina natural para combatir infecciones, hongos, virus y bacterias.
El propóleo es una sustancia viscosa que extraen las abejas de algunas plantas y árboles, para fabricar el cimiento de su colmena. Una vez extraída, esta sustancia es modificada y sintetizada por estos insectos, otorgándoles un potente valor medicinal.
El propóleo está formado por más de 250 sustancias diferentes y 50 principios biológicamente activos. En la composición del propóleo se encuentran principalmente aceites esenciales y oligoelementos. Estos oligoelementos participan en los procesos metabólicos, fermentativos y vitamínicos y ayudan en la recuperación de estados anémicos.
El propóleo esta formado de la siguiente manera: 50 % resina y bálsamo; 30 % cera; 5 % polen; 10 % aceites esenciales y volátiles; 5 % materiales orgánicos y minerales. También está compuesto de vitaminas, aminoácidos esenciales, resinas, bálsamos y flavonoides.
En total se han identificado más de 160 compuestos, de los cuales un 50 % son fenólicos, a los cuales se les atribuye acción farmacológica. Los principales fenoles identificados son provitamina A y algunas vitaminas del complejo B, en especial la vitamina B3 o nicotinamida, además de lactonas, polisacáridos, aminoácidos y otras sustancias aún no identificadas.
El propóleo, llamado también resina natural de las abejas, es un estupendo antibiótico y antiséptico. Favorece también la capacidad de defensa de nuestro organismo por lo que se le considera como un gran agente inmunitario. Por su composición y propiedades se recomienda en caso de afecciones respiratorias recurrentes o en cualquier situación en la que las defensas del organismo están bajas.
Además de su amplio efecto antibacteriano, el propóleo estimula la reacción inmunológica del organismo, complementando ambas funciones sin producir alteraciones de la flora bacteriana de nuestro aparato digestivo.
En el aparato circulatorio, tiene efectos vaso-dilatadores e hipotensores, disminuye la fragilidad capilar, inhibe la oxidación del colesterol y normaliza la tensión arterial.
En las vías respiratorias, es un antibiótico de amplio espectro y un efectivo antigripal. También es bueno para las dolencias de la garganta por su efecto anti-inflamatorio y anestésico.
En el aparato digestivo, regula el apetito, ayuda a la regeneración de úlceras, es un protector hepático y previene las parasitosis.
En dermatología, es capaz de cicatrizar, desinfectar y desinflamar las heridas, quemaduras y afecciones de la piel.
En odontología, favorece la salud bucal por sus propiedades antisépticas, antibióticas y antiinflamatorias. Además estimula la generación del esmalte dental e impide la formación de caries y placa bacteriana.
Es necesario contar con la aprobación de su médico, pues aunque aún no se han registrado problemas graves por toxicidad, su aplicación debe ser de cuidado en personas con intolerancia a las abejas como a alguno de sus productos. Es recomendable guardarlo en frascos herméticos fuera de la luz y de las temperaturas superiores a 10ºC y 12ºC.
En algunos casos el consumo de propóleo puede ocasionar alergias, irritaciones en la boca, malestares y diarreas. Por este motivo siempre es preferible que el consumo al principio sea muy bajo para ver cómo reacciona el organismo.
No hay estudios que aseguren que no presenta reacciones adversas durante la gestación por lo que se recomienda preguntar a un médico sobre la ingesta de este producto.
Se recomienda no consumirlo ya que al ser tan fuerte el sabor se transmite a la leche y el bebe puede encontrar un sabor feo y no tomarla.
El propóleo no es aconsejable en casos de asma bronquial alérgica ya que puede empeorar los síntomas.
Hoy día el propóleo se utiliza mucho para niños ya que por ser de un sabor y olor agradable es de fácil ingesta para los niños, especialmente en formato jarabe. Hay que tener cierta precaución con los niños diabéticos cuando el propóleo está mezclado con miel.
La Administración de la Alimentación Segura en Europa propuso una dosis para el consumo del propóleo de 0,7 a 1,3 gramos. La dosis más alta segura es de 2 gramos por día por kilo de peso. Siempre es recomendable comenzar a consumir el propóleo con dosis menores para comprobar la compatibilidad o incompatibilidad con posibles reacciones alérgicas.
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