El pulso es el latido de una arteria, que se percibe a través de la piel. Lo sentimos cuando ponemos los dedos sobre una arteria. El pulso traduce los latidos del corazón que, en reposo, están entre 60 y 80 latidos por minuto. El pulso se puede tomar a nivel de las arterias carotídeas (cuello), de las arterias femorales (pliegue inguinal), de las arterias humerales (pliegue del codo), de las arterias cubitales y radiales (muñeca) y de las arterias tibiales (tobillo). Nos aporta una información preciosa sobre el estado del flujo sanguíneo.