De origen oriental, el jengibre se utiliza en la cocina y como remedio natural y afrodisíaco, gracias a sus propiedades beneficiosas y terapéuticas.
Llegó a Europa desde Asia, donde ha sido muy utilizado como especia durante siglos. El jengibre también es reconocido por sus diversas propiedades curativas y de adelgazamiento. Por ejemplo, refresca el cuerpo y estimula el sistema inmunológico; es antibacteriano, antialergénico y antipirético (es decir, es capaz de combatir la fiebre); incluso limita la sensación de náuseas y vómitos en mujeres embarazadas. En términos de digestión, desempeña un papel importante en las secreciones biliares y en la reducción de los síntomas inflamatorios, como el reumatismo, también reduce los niveles de azúcar y colesterol en la sangre.
Se puede consumir el jengibre fresco o en polvo, como té de hierbas, tisana o tintura. Se puede tomar cada día al menos 500 mg para sacar el máximo provecho de sus propiedades curativas.
Cada 100 gramos de jengibre tiene un valor energético de 80 calorías.
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