El hipoclorito de sodio es lo que se denomina de forma corriente lejía cuando está en solución. La lejía tiene numerosas funciones. Sirve, especialmente, para desinfectar el suelo así como diversos instrumentos (por ejemplo material médico o utensilios de cocina). Entre otras cosas también se utiliza para sacar las manchas. El hipoclorito de sodio es un producto inestable y potencialmente peligroso. Cuanto más concentrada es la solución, mayores son los riesgos. Así, cuando una solución está muy diluida un contacto con la piel no provocará, normalmente, más de una ligera irritación cutánea. En cambio, una solución muy concentrada puede provocar quemaduras profundas en la piel. Este producto nunca debe entrar en contacto con los ojos ni ser ingerido. En caso necesario se debe contactar rapidamente con un Centro contra los envenenamientos.