Una pérdida de equilibrio se manifiesta por una sensación de vértigo y dificultad para mantener la posición de pie. Numerosos mecanismos intervienen en el mantenimiento del equilibrio. De entrada las informaciones que provienen del suelo y de los apoyos plantares que permiten mantener el tono muscular. Además, el laberinto del oído interno informa al cerebro sobre la posición de la cabeza y del cuello. Finalmente el control del córtex evita la pérdida del equilibrio. En una pérdida de equilibrio puede estar afectado cualquiera de estos mecanismos.