Un tanque o cámara de aislamiento sensorial es una especie de gran tanque completamente hermético a los sonidos y a la luz del mundo exterior. Contiene un agua muy salada (solución de sal de Epsom) mantenido a la temperatura del cuerpo, permitiendo que el usuario pueda flotar fácilmente. Una vez dentro, no tiene contacto físico con las paredes o con el suelo del tanque: sólo flota en la calma absoluta. El primer tanque fue desarrollado en 1954 por el investigador John Cunningham Lilly. El tanque de aislamiento sensorial se utiliza, principalmente, para combatir el estrés y relajarse: hablamos de terapia por flotación.