La sequedad nasal es debida a un ambiente demasiado seco, circunstancia que encontramos especialmente en invierno cuando las casas están más calientes gracias a la calefacción. También el frío o una deshidratación pueden provocar una sequedad de la mucosa nasal. Esto se manifiesta por una nariz tapada y, a veces, por una sensibilidad nasal aumentada y costras en la nariz. Todo esto provoca dificultad para respirar correctamente lo que puede, incluso, molestar para dormir. En los casos más severos la sequedad nasal provoca sangrados nasales (epistaxis).