El sangrado de la nariz es una hemorragia frecuente y generalmente benigna, relacionada con lesiones de la mucosa nasal. En algunos casos, puede ser signo de un evento sintomático más grave. Estos son algunos consejos sobre cómo detener una hemorragia nasal.
Definido con el término médico de epistaxis, la hemorragia nasal es un problema, generalmente benigno, que perjudica a la nariz, la boca y las orejas. Con frecuencia, afecta a los niños de entre 2 y 10 años de edad y adultos mayores de 50 años. Está relacionado con una lesión de la red vascular que irriga la mucosa nasal. La zona más afectada se llama plexo de Kiesselbach, que está situado a 1 cm de la entrada de la fosa nasal.
Diferentes causas pueden desencadenar este tipo de hemorragia, dependiendo de la abundancia y la frecuencia en que ocurren, una hemorragia nasal puede constituir una emergencia médica e indicar la presencia de una patología subyacente.
En el caso de la epistaxis benigna, el sangrado es poco abundante (gota a gota), de un solo lado y no tiene impacto sobre el estado general del organismo.
El sangrado por las fosas nasales es abundante, generalmente bilateral, anteroposterior (deglución de coágulos de sangre) y marcado por una alteración del estado general (por ejemplo, palidez y astenia). La frecuencia de una hemorragia y su larga duración son otros dos indicadores de gravedad.
El sangrado puede tener varias causas, entre ellas: estornudos cortos o muy fuertes pueden suceder durante una nasofaringitis, microtraumatismos por presión digital sobre el plexo de Kiesselbach, traumatismo nasal accidental (el más común) con o sin fractura o traumatismo quirúrgico, la presencia de cuerpos extraños, anomalías vasculares o fibroma nasofaríngeo (tumor).
Anomalías de la coagulación, hipertensión arterial y factores ambientales externos (como el frío, modificación de la presión atmosférica, cambio de altitud), el consumo de drogas, descongestionantes, cortisona en vaporización, un esfuerzo violento, uremia, cirrosis o un consumo frecuente de alcohol, son algunas de las causas generales por la que se puede perder sangre de la nariz.
En caso de sangrado de la nariz benigno, la persona debe sentarse, inclinar la cabeza ligeramente hacia adelante (para evitar la sangre en la garganta), limpiarse cuidadosamente las fosas nasales para evacuar los coágulos, apretarse la nariz durante algunos minutos (para permitir la coagulación) y aplicar una compresa de agua fría en la nariz. Si el sangrado continúa, se recomienda limpiar con la ayuda de una gasa hemostática, que favorece la coagulación local. La cauterización nasal o del plexo de Kiesselbach se lleva a cabo en el consultorio médico y puede reducir el riesgo de reincidencia.
En caso de duda o en presencia de ciertos factores de riesgos (como hipertensión arterial) o de sangrados frecuentes, lo mejor es consultar a un médico ya que podría ser una emergencia.
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