El estrés crónico se manifiesta por un gran número de síntomas físicos. Rara vez están todos presentes pero pueden asociarse de forma aleatoria en función de la debilidad del individuo. Los transtornos más frecuentes que encontramos en caso de estrés crónico son de tipo digestivo, infeccioso, psicológico (irritabilidad, depresión, ansiedad...), cutáneo (erupción de granos, por ejemplo) o vasculares (palpitaciones, aparición de varices, hemorroides, etc.). Con frecuencia también aparecen transtornos de la concentración.