El virus del dengue infecta a millones de personas cada año en todo el mundo y es la principal causa de muerte infantil en zonas de América y Asia.
El dengue es una enfermedad infecciosa tropical transmitida por la picadura de un mosquito.
El mosquito que transmite el dengue se reproduce y vive en zonas donde hay agua estancada. Por ello, el riesgo de contraer el virus es mayor en la estación húmeda y después de inundaciones y huracanes.
El virus puede provocar fiebre, dolores de cabeza, sarpullidos y dolor en todo el cuerpo.
No obstante, la mayoría de los casos de fiebre del dengue son leves y desaparecen sin tratamiento en aproximadamente una semana.
La picadura del mosquito Aedes aegypti transmite cuatro virus similares del dengue. Estos insectos viven en zonas tropicales y subtropicales de todo el mundo.
El dengue no se transmite de persona a persona y actualmente no existe una vacuna.
La fiebre del dengue, excepcionalmente, puede desencadenar formas más graves de la enfermedad y dar paso a lo que se conoce como fiebre hemorrágica del dengue y síndrome de choque por dengue.
En este caso, el paciente presentará los síntomas habituales de la fiebre del dengue durante un periodo comprendido entre dos y siete días pero cuando la fiebre remita aparecerán síntomas como problemas gastrointestinales, náuseas, vómitos, dolor abdominal agudo y problemas respiratorios (dificultad para respirar) que pueden desencadenar una hemorragia más grave. Si el paciente no recibe atención médica inmediata, se deshidratará o sufrirá una rápida caída de la presión arterial que pondrá en peligro su vida.
Muchos niños con dengue no presentan síntomas mientras que en otros, estas molestias son leves y pueden aparecer entre cuatro días y dos semanas después de la picadura del mosquito Aedes aegypti.
Los síntomas suelen durar de dos a siete días. Los niños que ya han padecido la enfermedad se inmunizan contra uno tipo de virus del dengue aunque pueden contraerlo de nuevo si se exponen a los otros tres tipos.
Los síntomas comunes del dengue incluyen fiebre elevada (hasta 40° C), dolor detrás de los ojos, dolor en las articulaciones, los músculos y/o los huesos, cefalea o dolor de cabeza intenso, sarpullido en la mayor parte del cuerpo, sangrado leve en la nariz o a nivel de las encías y aparición de moratones con facilidad.
Los síntomas suelen ser leves en niños más pequeños y en quienes padecen la enfermedad por primera vez. Los niños mayores, los adultos y quienes ya han padecido una infección pueden tener síntomas de moderados a graves.
Los bebés presentan todos los síntomas del dengue descritos en el apartado anterior a los que se les puede sumar la sensación de debilidad, falta de apetito, náuseas, vómitos, ronchas y salpullido en cuello y tórax, principalmente.
Ante la sospecha de contagio por el virus del dengue, y sobre todo cuando el enfermo vive en una zona de riesgo, se recomienda acudir al centro de salud más y consultar al pediatra para que prescriba el tratamiento más adecuado.
El dengue se diagnostica mediante un test rápido que detecte antígenos del virus en la sangre. El resultado se tiene en menos de una hora pero esta prueba solo está disponible en centros especializados.
Habitualmente se realizan los llamados test de serología que miden en el suero del paciente la presencia de anticuerpos que estén combatiendo al virus. El resultado suele ser positivo tras los primeros tres o cinco días del inicio de la fiebre.
Además, el pediatra querrá revisar los signos vitales del niño, su nivel de hidratación y su estado de salud general.
En cuanto al tratamiento, actualmente no existe ningún medicamento específico para combatir el virus del dengue. Esto quiere decir que el tratamiento consiste en aliviar los síntomas. Por ejemplo, para disminuir la fiebre se puede administrar paracetamol o acetaminofén.
Es importante no automedicar al niño si se sospecha que pudiera estar contagiado del virus del dengue ni darle aspirina u otros medicamentos que contengan ácido acetilsalicílico ni otros analgésicos del grupo de los antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno porque pueden provocar hemorragias masivas o incluso la muerte.
Para evitar la deshidratación se recomienda tomar abundantes líquidos y guardar reposo en cama. Cuando aparecen manifestaciones de dengue hemorrágico se debe acudir a un centro hospitalario.
El estado de salud del niño mejorará con medicamentos, mucho reposo y alimentos saludables.
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