Síndrome de Asperger y autismo
El síndrome de Asperger es un trastorno invasor del desarrollo que afecta más particularmente a los chicos. A continuación explicaremos: ¿Cuáles son sus signos? ¿Cuál es su tratamiento?
¿Qué el síndrome de Asperger?
El síndrome de Asperger forma parte trastornos invasores del desarrollo emparentados al autismo, que afecta más frecuentemente a los chicos que a las chicas.
Se manifiesta relativamente precozmente y puede diagnosticarse desde los tres años de edad.
Este trastorno afecta en diferentes niveles a las personas:
- Vida social: falta de comunicación verbal, incomprensión de las emociones y de las intenciones del otro.
- Percepciones sensoriales.
- Motricidad.
Los niños afectados por el síndrome de Asperger generalmente no sufren de retraso de lenguaje, contrariamente a los niños afectados por otros trastornos del espectro autístico.
Los intereses especializados, característica específica del síndrome de Asperger
La característica más distintiva del síndrome de Asperger es un interés desmesurado, a menudo exclusivo, por un dominio preciso, como la informática por ejemplo.
Otras manifestaciones del síndrome de Asperger y su diagnóstico
- Falta de interés por el contacto humano.
- Dificultades en comprender ciertas expresiones verbales (metáforas, juegos de palabras).
- Dificultad en comprender y decodificar la comunicación no verbal (gestos, posturas, contacto visual).
- Problemas de equilibrio.
- Reacciones anormales que afectan los sentidos: sentimiento de opresión al tacto, reacción inapropiada a un entorno ruidoso (oído).
- Actividades repetitivas (por ejemplo: fijación de un objeto en movimiento).
El diagnóstico se basa en la observación de estos diferentes signos y en la realización de diferentes pruebas: pruebas de IQ verbal y no verbal, prueba ortofónica, prueba psicomotriz, prueba psiquiátrica.
Tratamiento terapéutico del síndrome de Asperger
Las causas del síndrome de Asperger no son conocidas todavía perfectamente. No existe tratamiento específico para este trastorno.
El tratamiento es pluridisciplinario y pretende favorecer el seguimiento de la escolaridad y la integración social futura del paciente.
Se basa particularmente en:
- Una terapia cognitivo-conductual (mejorar la gestión de estrés).
- Organizaciones escolares con una ayuda individualizada.
- El apoyo y la formación de los padres (técnicas conductuales que hay que utilizar en casa).
- La modificación de los hábitos de lenguaje y de motricidad.