Los dolores intercostales y torácicos son síntomas comunes que corresponden a enfermedades de orígenes diferentes, benignas o potencialmente graves.
Ciertos signos de gravedad asociados con el dolor intercostal en la región torácica son motivo de consulta urgente, como dificultad para respirar, cianosis y congestión bronquial, entre otros. También existen signos cardiovasculares como palidez, hipotensión arterial y síntomas neuropsicológicos como agitación y angustia. En presencia de estos síntomas, es urgente consultar con un médico para evitar complicaciones.
Entre estas causas se incluyen las fracturas de costillas (traumatismo reciente), fracturas vertebrales, tumores óseos y las afecciones de los músculos del tórax.
Entre las enfermedades cardiovasculares que pueden provocar los dolores intercostales y torácicos se incluyen a la angina de pecho, que se manifiesta con dolor localizado en la zona retroesternal, generalmente desencadenada al hacer un esfuerzo; el infarto de miocardio, que causa un dolor repentino y espontáneo; o la pericarditis aguda, en la que el dolor suele aumentar durante la inspiración.
Entre este tipo de enfermedades, se incluyen a la neuralgia intercostal, la costochondritis, la meningoradiculitis y la fibromialgia.
Entre las enfermedades pulmonares y pleurales involucradas en el dolor intercostal y torácico se pueden mencionar a las crisis de asma bronquial, la embolia pulmonar, que se manifiesta con dolores violentos que aumentan durante la respiración y las neumopatías infecciosas, que causan dolores brutales acompañados por un síndrome febril. También se incluye los dolores pleurales (pleura): dolor brutal que se irradia hacia el hombro y aumenta por los movimientos respiratorios.
Patologías hematológicas (enfermedades de la sangre) y patologías abdominales de origen ulceroso (estómago), hepatobiliar o pancreático pueden contarse entre las causas que también provocan dolor intercostal.
La ansiedad, los ataques de pánico y la somatización son algunas de las patologías de origen psiquiátrico asociadas al dolor intercostal y torácico.
El diagnóstico se basa en un interrogatorio preciso, un examen clínico y diferentes exámenes complementarios simples.
El interrogatorio debe especificar el lugar del dolor, el tipo de dolor (ardor, opresión), la intensidad, su modo de demostración (repentino o progresivo), la posible irradiación a la mandíbula o espalda, las circunstancias en la que aparece el dolor (estrés, durante el descanso, durante o después del esfuerzo), la duración, horario de aparición y la antigüedad, así como los signos y síntomas asociados (disnea, tos, angustia, trastornos digestivos o diabetes, entre otros).
Se debe realizar la auscultación cardíaca (búsqueda de un soplo cardiaco), la auscultación pulmonar y medir la presión arterial del paciente.
Según el examen inicial, el médico orienta al paciente hacia diferentes tipos de exámenes con el fin de determinar la causa del dolor y de diferenciarlo de otros. Entre estos exámenes se encuentra el electrocardiograma y electrocardiograma de esfuerzo, ecocardiografía, radiografía pulmonar, escáner torácico, Eco-Doppler venoso, fibroscopia, endoscopia y análisis de sangre.
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