La anemia se debe a un déficit de glóbulos rojos o de hemoglobina en la sangre. Tiene como origen diferentes patologías más o menos graves. A continuación explicaremos las causas, los diferentes tipos de anemias, los síntomas más comunes y el diagnóstico.
La anemia se caracteriza por la carencia de glóbulos rojos (hematíes) o de hemoglobina en la sangre, que tiene como consecuencia la perturbación del transporte de oxígeno.
Diferentes patologías o factores pueden explicar una anemia. Las anemias son de dos tipos, el déficit de producción de glóbulos rojos o la pérdida o la destrucción anormal de los glóbulos rojos.
Existen diferentes formas de anemias según la patología responsable.
En el caso de un defecto de producción de glóbulos rojos, las anemias pueden ser ferropénicas, aplásicas o megaloblásticas.
En caso de pérdida o destrucción anormal de los glóbulos rojos, las anemias son hemolíticas o causadas por una enfermedad crónica.
Entre las principales causas relativas a estas diferentes familias:
La anemia se manifiesta por síntomas muy numerosos:
El diagnóstico se realiza mediante un hemograma completo, un examen efectuado en base a un análisis de sangre.
El diagnóstico de la anemia es también orientado por la severidad de los síntomas clínicos evocados anteriormente. Varios exámenes y análisis médicos complementarios pueden ser realizados para detectar la causa sospechada: reticulocitos, hierro sérico, transferrina, ferritina, vitamina B12, vitamina B9 (folatos), etc.
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