El balance hepático es un balance sanguíneo que permite diagnosticar una enfermedad hepática y evaluar las diferentes funciones del hígado. El balance hepático se solicita, entre otras cosas, en los casos de adelgazamiento inexplicado, de alcoholismo, de fiebre prolongada, de un hígado o de un bazo demasiado voluminoso, para vigilar la evolución de una patología hepática, en la vigilancia de ciertos tratamientos o para un balance sanguíneo completo. El balance hepático revela las hepatitis, las cirrosis y las enfermedades alcohólicas. Estudia, por ejemplo, la cantidad de enzimas hepáticas (ASAT / ALAT), la GGT o gammaglutamiltransferesa (aumentadas particularmente en el alcoholismo) y las fosfatasas alcalinas.