La histeria es una neurosis, una afección psiquiátrica que se caracteriza por trastornos del comportamiento, donde el conflicto psíquico se manifiesta por signos físicos, fobias y crisis emocionales. Sobreviene en respuesta a trastornos psicoafectivos. La conversión, según Freud, se define por el hecho de transformar un conflicto psíquico en síntomas físicos. Hablamos desde ahora en adelante de alteraciones de la conversión más que de histeria de conversión.
La histeria de conversión se manifiesta de la siguiente forma:
Estos síntomas son generalmente crónicos. Paralelamente pueden aparecer síntomas puntuales y muy aparatosos como crisis que se parecen a ataques epilépticos, desvanecimientos, mareos o ataques de pánico. Estos síntomas aparecen generalmente en público.
Para diagnosticar el psicoanalista no sólo se refiere a los síntomas físicos, sino también y sobre todo al modo de aparición de estos síntomas. La subjetividad de éstos y la normalidad en el examen clínico e, incluso, en los exámenes complementarios asociados con una personalidad histrionica evoca fuertemente el diagnóstico. La persona histriónica hace una verdadera puesta en escena, es egocéntrica, le gusta agradar y seducir, ser amado y apreciado, es emocionalmente frágil y no tolera la frustración.
El tratamiento de la histeria de conversión se produce a través de una relación terapéutica estable, firme y tranquilizadora. Es necesaria una atención psicoterapéutica.