Durante el desarrollo del feto, el canal tirogloso se desplaza para formar la tiroides. A veces un pedazo de este canal permanece independiente y dá orígen a un quiste del tracto tirogloso. Presente, pues, desde los comienzos de la vida a menudo se detecta en niños y adultos jóvenes. Se puede detectar mediante la palpación de una masa en el cuello y el diagnóstico se confirma mediante la realización de una ecografía cervical. Estos quistes pueden infectarse de forma repetida y rara vez pueden ser cancerígenos por lo cual es aconsejable su eliminación mediante cirugía.