Un quiste es un engrosamiento tabicado que se forma dentro de un tejido y no se comunica con el tejido en el que se encuentra. Por definición, un quiste pineal en aquel que se encuentra a nivel de la epífisis. La epífisis es la parte situada en la extremidad de los huesos largos, especialmente de los miembros o las costillas. Cuando un quiste óseo se desarrolla a este nivel hablamos de quiste óseo epifisiario o de quiste epifisario. Es más frecuente en niños. Sin embargo, el término "quiste pineal" también se puede utilizar cuando se desarrolla en el seno de una glándula pequeña situada en el cerebro: la glándula pineal. Podemos, en este caso, denominarlo también quiste de la glándula pineal. Estas dos entidades no tienen, por supuesto, nada que ver. En la mayoría de los casos, los quistes suelen ser benignos y no causan molestias.
La presencia de un quiste oseo epifisario puede pasar desapercibida. En la mayoría de los casos no se manifiestan síntomas pero, sin embargo, aumentan el riesgo de fractura en caso de traumatismo.
El quiste de la glándula pineal puede causar síntomas como dolores de cabeza, trastornos psiquiátricos y del comportamiento, trastornos de la memoria o trastornos del movimiento de los ojos. A veces puede ser el responsable de un síndrome de hipertensión intracraneal con un dolor de cabeza más intenso, náuseas, vómitos y visión borrosa. A veces, también pueden aparecer problemas de equilibrio y alteraciones del movimiento.
El quiste óseo epifisario se descubre normalmente durante un radiografía fortuita o en el curso de una fractura ósea. En cuanto al quiste de la glándula pineal un diagnóstico por imagen a través de una RMN o un escáner permite ponerlo en evidencia delante de signos clínicos neurológicos sospechosos. Su abordaje quirúrgico para una posible biopsia o extracción es difícil.
El tratamiento puede consistir en la extirpación del quiste por cirugía (generalmente la eliminación es parcial). El lugar es de difícil acceso, estas intervenciones son difíciles.
Si el tamaño del quiste es pequeño y los síntomas no son demasiado importantes, el control simple puede ser suficiente. Las RMN se repiten de acuerdo con un calendario específico en función de la decisión del médico para vigilar los cambios del tamaño del quiste que, por lo general, no plantean problemas si se mantiene estable.