La corona dental es una especie de concha que protege al diente en ciertas circunstancias: cuando se rompe, cuando se desgasta, cuando existen malformaciones o los dientes están desvitalizados. Se realiza buscando una cierta similitud con el resto de los dientes y se hace a medida después de tomar una imprenta. La corona es, generalmente, de cerámica pero otros materiales también pueden ser utilizados. La corona reemplaza la parte visible del diente y dura entre cinco y veinte años, dependiendo de su calidad y de la higiene bucodental del paciente.