El supositorio es un medicamento de forma cónica que se introduce en el ano y que se funde en el recto. Aunque también se puede prescribir en los adultos, se administra principalmente a los bebés y a los niños en caso de fiebre, vómitos o para tratar el estreñimiento. Hay tres tipos de supositorios: aquellos que contienen una sustancia activa (los más frecuentes, en general más fáciles de administrar a los niños que los jarabes o los comprimidos), los supositorios que actúan a nivel local (tratamiento de las hemorroides, por ejemplo) y los laxantes (estreñimiento).