El estrabismo es un defecto de la visión también llamado heterotrofia. Este problema se debe a un defecto de convergencia, lo que provoca que ambos ojos apunten en direcciones diferentes. Una imagen es generalmente suprimida por el cerebro para que la visión sea neta: hablamos en este caso de neutralización. El estrabismo es común en los bebés antes de los cuatro meses y puede resolverse espontaneamente en la mayoría de los casos si es intermitente. Sin embargo, a veces persiste y son necesarios exámenes complementarios. El estrabismo se llama convergente (esotropía ) cuando uno de los ojos se desvía hacia dentro y divergente (exotropía) cuando la desviación es hacia afuera. El estrabismo es también rara vez vertical. El oftalmólogo realiza en estos casos diferentes pruebas. El tratamiento en los niños suele ser la utilización de gafas y la cirugía es una opción factible en caso de persistencia.
El estrabismo afecta aproximadamente al 2% ó 3% de los niños. Es importante recordar que el estrabismo NO es una simple anomalía estética. Por el contrario, en la mayoría de los casos, el estrabismo es la manifestación de un problema de la visión. Ante la aparición de un estrabismo, el niño (de cualquier edad) debe ser sometido de inmediato a una evaluación oftalmológica. Por lo general, la visión del ojo desviado disminuye (ambliopía funcional) debido a que el cerebro neutraliza la imagen transmitida por este ojo para evitar la diplopía (visión doble). Si el niño no recibe un tratamiento adecuado lo antes posible, la ambliopía puede convertirse en un trastorno definitivo.
Es indispensable que el niño cuente con un tratamiento prolongado dirigido por un oftalmólogo o un ortoptista. El apoyo de los padres permite que el niño acepte cumplir el tratamiento (uso de lentes correctoras, oclusión del ojo no desviado, etc). La cirugía consiste en maniobrar los músculos oculomotores para poder enderezar los ojos. Esta intervención sólo es una etapa más en el tratamiento del estrabismo.