La uveítis es la una inflamación de las estructuras internas del ojo. Según los tipos de uveítis, la inflamación puede afectar el iris, el cuerpo ciliar y la coroides, juntos o por separado.
A continuación un panorama sobre las causas, los síntomas y los tratamientos de la uveítis.
La uveítis puede ser de origen infeccioso, o ser ocasionado por otra afección, como: espondilitis anquilosante, artritis reumatoide, sarcoidosis, diabetes, etc.
También puede ser la consecuencia de una herida, de la presencia de un cuerpo extraño en el ojo, de una intervención quirúrgica, de un tumor ocular, o de un antiguo desprendimiento de retina.
La uveítis puede ser hereditario, ciertas personas presentan predisposiciones genéticas. La causa de una uveítis no es conocida siempre.
La naturaleza de los síntomas depende de la estructura del ojo afectada.
En caso de uveítis anterior, que afecta el iris, el ojo adapta un color rojizo y es doloroso. Una disminución de la visión es también un síntoma.
La uveítis intermedia, menos frecuente, no es generalmente dolorosa. Se manifiesta por la aparición de pequeñas manchas negras en el campo de visión y una disminución de la agudeza visual.
La uveítis posterior, que afecta el fondo del ojo, es caracterizado por una visión borrosa, la aparición de manchas más o menos móviles y una disminución de la vista. Como la uveítis intermedia, esta forma de uveítis no es dolorosa.
Existe la cuarta forma de uveítis que agrupa las otras tres, llamada panuveítis.
El tratamiento prescrito depende del tipo de uveítis y de la causa, cuando es conocida.
Por lo general, el tratamiento se basa en antiinflamatorios asociados a colirios, para reducir la inflamación.
Si la uveítis es debida a una enfermedad infecciosa, antibióticos pueden ser prescritos.
En los casos más severos, un tratamiento a base de inmunosupresores puede resultar necesario. La cirugía es raramente practicada.
Es recomendado pedir una opinión médica en caso de ojo rojo o doloroso y en caso de una disminución de la agudeza visual.
Una uveítis no tratada puede tener consecuencias graves, principalmente una pérdida de la visión más o menos severa.
Cuando es tratada, la uveítis se cura fácilmente, pero recidivas son posibles y necesitan una vigilancia regular.
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