El endometrio es el revestimiento interior del útero que cada mes aumenta su grosor, por si se fecunda un óvulo. Si la mujer no queda embarazada —es decir, el óvulo no fue fecundado— el endometrio se desprende y aparece la menstruación. El tamaño del endometrio depende de la fase del ciclo menstrual en qué se encuentre la mujer. Cuando se llega a la menopausia (no hay período menstrual al menos en un año), el endometrio no debe ser más grueso que 4 o 5 milímetros. Un grosor mayor designa una hiperplasia endometrial.
El endometrio es un revestimiento que, en algunas ocasiones, mide hasta 15 mm de grosor. En la menstruación, se expulsa el endometrio y su grosor varía durante la semana del sangrado menstrual. En un ultrasonido, el endometrio puede tener una apariencia irregular en este periodo. Cuando termina la menstruación, el endometrio debe medir aproximadamente de 2 a 3 mm de grosor.
Se trata de un crecimiento excesivo o inusual de células en el revestimiento interno del útero. Puede ser un signo de cáncer de endometrio. Otras causas de hiperplasia endometrial pueden ser el uso de medicamentos que actúan como los estrógenos (tamoxifeno), la terapia de reemplazo hormonal para aliviar los síntomas de la menopausia o la obesidad. En estos casos, es importante hacer un seguimiento con el ginecólogo y realizar otro tipo de pruebas, como una biopsia para poder descartar malignidad.
En las mujeres que toman terapia de reemplazo hormonal (TRH), se puede encontrar un endometrio engrosado. A las mujeres que no reciben tratamiento hormonal, pero cuyo endometrio está por encima de los 4 o 5 mm, se les recomienda realizar una biopsia para evaluar lo que se sucede.
Existen dos tipos: la hiperplasia sin cambios atípicos y la hiperplasia con cambios atípicos.
En caso de cambios atípicos, las células cambian y se vuelven anormales. Esto aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de útero y, por lo tanto, esta condición debe tratarse de manera rápida y completa.
El estrógeno es responsable de la construcción del revestimiento uterino. El mantenimiento y el control de este crecimiento se lleva a cabo en presencia de la progesterona. Cuando hay demasiados estrógenos y un nivel bajo de progesterona, ocurre un crecimiento excesivo del revestimiento uterino que provoca el engrosamiento del endometrio. Existen varias causas del aumento de estrógeno y de la disminución de progesterona, entre ellas se encuentran la diabetes, la obesidad, la pérdida del ciclo menstrual, el síndrome de ovarios poliquísticos y, por último, la terapia hormonal de estrógenos sin la administración de progesterona.
Ante una hiperplasia endometrial pueden aparecer diversos síntomas como cambios del ciclo menstrual, con menstruaciones abundantes y prolongadas, sangrados entre los ciclos menstruales, la aparición de flujo vaginal abundante o sequedad excesiva en la vagina. También pueden producirse cambios de humor, aumento del vello corporal, sofocos, relaciones sexuales dolorosas, dolores abdominales o pélvicos y taquicardia.
La hiperplasia endometrial tiene un tratamiento específico para la causa del problema. Sin embargo, la mayoría de los casos se trata a través del legrado del tejido endometrial y el uso de medicamentos a base de progesterona. Al finalizar el tratamiento, realizar una biopsia para evaluar las condiciones del endometrio es importante, así como un seguimiento médico para combatir la posible reincidencia del problema.
Las mujeres en edad fértil que sufren de hiperplasia endometrial pueden embarazarse, pero lo mejor es tratar la condición antes, ya que existe un mayor riesgo de cáncer de útero y complicaciones durante el embarazo. Por otra parte, después de finalizar el tratamiento de la hiperplasia, una gestación es totalmente posible.
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