Las glándulas areolares desempeñan un papel fundamental durante la lactancia, además de proteger a la piel de las bacterias.
Las glándulas areolares o tubérculos de Montgomery son glándulas sebáceas situadas en las areolas mamarias, alrededor del pezón.
Las glándulas areolares se encargan de producir secreciones sebáceas para mantener bien lubricada la areola y el pezón.
Del mismo modo, los tubérculos de Montgomery fabrican una serie de sustancias volátiles que pueden servir de estímulo olfativo para el apetito de los recién nacidos durante la lactancia.
Estas glándulas no son propias del embarazo ya que los desarreglos hormonales también pueden alterarlas y hacerlas más visibles. Cuando los niveles hormonales se estabilizan vuelven a su tamaño normal.
Durante el embarazo y la lactancia los tubérculos de Montgomery tienen un aspecto más marcado.
El número de glándulas areolares puede variar de una persona a otra aunque generalmente hay entre 4 y 28 glándulas por areola.
Los tubérculos de Montgomery pueden localizarse en la areola o bien en el propio pezón.
El tamaño de las glándulas areolares se aprecia mejor cuando se estimula el pezón. Además, la piel que recubre glándulas areolares está lubricada y tiende a ser más lisa que el resto de la epidermis areolar.
Estas pequeñas glándulas producen grasa o aceite y secretan una sustancia lubricante y protectora que altera el pH de la piel y evita el crecimiento de bacterias.
Para preservar la función antibacteriana de los tubérculos de Montgomery, hay que enjuagarlos con agua limpia durante el baño. El uso de jabón en los senos no es recomendable porque puede eliminar estos aceites de protección y resecar la piel.
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