El gusto por la adrenalina y la convivencia con el medio ambiente, además de valor, son características de los fanáticos a los deportes extremos. Cada vez hay más personas adeptas a este tipo de aventuras. Se pueden practicar en aire, agua o tierra. Incluyen velocidad y vértigo, algunos intentan desafiar la fuerza de la naturaleza.
Los deportes extremos o X-games requieren un buen estado físico, disciplina, gusto por la adrenalina y el riesgo, necesidad de superar situaciones extremas y valor. Son deportes atípicos que incluyen aventura y riesgo. Si bien para muchos la palabra riesgo puede parecer exagerada, las personas que los practican saben que tienen posibilidades de sufrir una lesión muy grave o incluso la muerte. Pero eso no les quita las ganas de hacerlo.
Practicar un deporte que implica alto riesgo y mucha acción requiere una personalidad muy particular. Por lo general, las personas que gustan de los deportes extremos quieren escapar de la rutina y buscan actividades nuevas para descargar su adrenalina y energía. Les debe gustar la naturaleza y tener una buena condición física. Practicar un deporte extremo se puede convertir en un estilo de vida.
También se requiere de mucha precaución para salir ileso. Aunque suene contradictorio, los deportistas deben apreciar el silencio, pues la mayoría de las actividades extremas son solitarias, de una relación entre máquina y ser humano o naturaleza y ser humano. El único oponente es la persona misma que intenta superar el reto.
Algunos de los deportes extremos son:
El rafting: consiste en enfrentar la fuerza de los ríos, tratando de atravesar sus rápidos en balsas de hule, goma o plástico, o en kayaks fabricados con diferentes fibras sintéticas o madera.
El bungee: salto al vacío en caída libre, sujetado únicamente por una gruesa cuerda elástica. Se puede alcanzar una velocidad superior a los 100 kilómetros por hora. Los más atrevidos realizan piruetas durante el descenso.
La escalada: al igual que los deportes de alta montaña, la escalada proviene del montañismo y consiste en el ascenso de paredes verticales utilizando brazos y piernas para poder sostenerse. Se puede hacer de forma libre o amarrado a una cuerda como medida de seguridad para alivianar las caídas. Las cuerdas están fabricadas con materiales especiales, capaces de aguantar toneladas de peso. La escalada puede ser en roca, nieve o hielo.
El parapente: utiliza el paracaídas en una pendiente muy inclinada. La persona corre con fuerza contra el viento hasta que empieza a volar. El paracaídas es maniobrado para regular la velocidad y la altura.
El buceo a profundidad: inmersión en la profundidad del océano que supera los 55 metros. Aquí, más que la profundidad misma en la que se encuentra el buzo, el peligro está en la presión que puede afectar en forma negativa a la persona. Esto sin tomar en cuenta el frío, las corrientes, la oscuridad y lo rápido que se gasta el tanque de aire a esas profundidades.
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