Existen una gran número de laxantes naturales. Entre ellos encontramos el magnesio (y, sobretodo, el cloruro de magnesio que tiene un gusto muy desagradable) que es un mineral que se puede tomar en pastillas o en polvo y que provoca reacciones intestinales. A nivel alimentario las ciruelas (sobretodo en jugo), los kiwis, los granos de lino, los jugos de cítricos frescos o el aceite de oliva son laxantes naturales bastante simples de consumir. De forma general el consumo de fibras alimentarias, presentes en las verduras frescas y secas, también tiene un efecto laxante.