Contrariamente a las ideas recibidas, el aire interior es entre 5 a 7 veces más contaminado que el aire exterior. Los compuestos orgánicos volátiles (COV), sustancias químicas que se volatilizan más o menos rápidamente a la temperatura ambiente, participan en esta contaminación interior. 500 COV diferentes han sido detectados en el aire interior de las habitaciones. Entre estos, citemos el formaldehído, encontrado particularmente en el humo de cigarrillo y en los numerosos productos que utilizamos diariamente.
Los compuestos orgánicos volátiles pueden permanecer durante años en las viviendas. Por otra parte, el 80 % de las viviendas tienen un contenido de formaldehído entre 5 a 50 veces superior al del exterior.
Estos contaminantes domésticos pueden particularmente agravar las reacciones alérgicas o provocar fenómenos inflamatorios al nivel de la nariz, los ojos o los bronquios causando una aparición o una agravación de una rinitis, un asma o una conjuntivitis. Los compuestos orgánicos volátiles también agravan los riesgos de cáncer en el área otorrinolaringológica.
Los compuestos orgánicos volátiles se encuentran en los muebles nuevos de madera aglomerada, los pegamentos, las pinturas, los barnices, las lacas, las ceras, los productos de limpieza, los decapantes para el horno, los desodorantes, el incienso, las velas perfumadas, los perfumes de ambiente, algunos aceites esenciales bajo formas de difusor o de pulverizador, el papel de Armenia, ciertos productos de belleza pero también en ordenadores e impresoras.
Estos productos también pueden encontrarse durante años en los vehículos porque la gran mayoría de las sustancias químicas utilizadas para la fabricación de los asientos, los apoyabrazos, los barnices, las pinturas, los pegamentos y los revestimientos del suelo emiten compuestos orgánicos volátiles.
Privilegiar las baldosas y el parquet de madera maciza y escoger las pinturas al agua a base de cal. Es importante escoger los materiales de emisión baja de COV, con menos pictogramas de prevención y respetar los modos de empleo de los productos utilizados. En efecto desde el 2013, el nivel de emisión de cada contaminante es objeto de una clase técnica que va de A+ (emisiones muy bajas), A (emisiones bajas), B (emisiones de intensidad moderada) y C (fuertes emisiones).
Ventilar la habitación durante los trabajos y sobre todo no dormir en la pieza por lo menos durante una semana después de realizar de los trabajos.
Limitar el número de productos de limpieza utilizados. Se recomienda utilizar el vinagre blanco, bicarbonato de sodio, jabón de Marsella y lejía que debe ser utilizada moderadamente, diluida y no debe ser mezclada con otros productos.
Escoger también en este caso los productos con menos pictogramas (A+ o A) y no mezclar los productos. También pensar en utilizar trapos en microfibras y evitar barrer, utilizar una bayeta y un aspirador con un filtro HEPA (alta eficacia para las partículas del aire).
No utilizar los aerosoles, los perfumes de interior, las velas perfumadas, los aceites esenciales en pulverizador o en difusor y el incienso porque emiten COV.
Evitar comprar muebles de madera aglomerado y pensar en abrir el cartón del empaque que lo contiene fuera de la vivienda, luego botar el cartón y dejar el mueble ventilarse en un lugar bien ventilado por lo menos 15 días.
El tabaco es el primer contaminante doméstico.