Frecuente en el adulto, la falta de sueño puede tener repercusiones graves sobre la salud. A continuación, un panorama sobre las causas, las consecuencias y los tratamientos de la falta de sueño.
La falta de sueño es debida, la mayoría de las veces, al estilo de vida que llevamos. El estrés, la ansiedad, los períodos de exámenes, surmenage y los horarios de trabajo desfasados forman parte de los factores que pueden perjudicar la higiene del sueño. La edad y la menopausia también pueden ser la causa de una falta de sueño regular.
Las consecuencias de la falta de sueño son relativamente limitadas si la reducción del tiempo de sueño es puntual y poco importante. En cambio, la falta de sueño de manera continuada puede provocar efectos nefastos sobre la salud. A corto plazo, el hecho de dormir poco principalmente afecta a la calidad de vida y al comportamiento, disminuye la concentración, aumenta la emotividad exacerbada y disminuye la resistencia alcohólica. También puede aparecer una disminución del estado de alerta y tener consecuencias más graves como accidentes de tránsito.
A largo plazo, la falta de sueño influye en el metabolismo y aumenta el riesgo de contraer ciertas enfermedades como la diabetes.
También se ha establecido que existe una relación entre la privación de sueño y la obesidad: el tiempo de sueño reducido tiende a perturbar las hormonas de la saciedad y a aumentar el apetito.
Una buena higiene del sueño es indispensable para evitar las privaciones. Se recomienda realizar actividades tranquilas antes de acostarse. La práctica de un deporte, el consumo de excitantes y de alcohol y las comidas copiosas se tienen que evitar por la noche. A las personas que se despiertan por la noche se les debe recomendar levantarse de la cama y a volver a acostarse tan pronto como sientan de nuevo ganas de dormir.
La duración ideal de una noche de sueño es una noción individual y depende de las necesidades de cada uno. La duración adecuada es la que permite sentirse descansado y dedicarse a sus actividades normales durante el día. Es aconsejable hace una siesta durante el día, sin que ésta exceda los 20 minutos.
Se puede proponer un tratamiento médico que puede efectuarse en forma de terapias comportamentales y cognitivas, en grupo o individualizadas. También un tratamiento con medicamentos puede ser contemplado para tratar la falta de sueño y limitar los insomnios. Sin embargo, los somníferos deben ser utilizados con mucha prudencia para evitar la dependencia y sus efectos adversos.
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