Los triglicéridos, como el colesterol, son parte de la clase de los lípidos y constituyen una muy importante reserva de energía. Están compuestos por glicerol y ácidos procedentes principalmente del metabolismo de azúcar, alcohol y grasas. Los triglicéridos, por lo tanto, provienen de grasas aportadas por nuestra alimentación, el consumo de alimentos azucarados y el alcohol, pero también de la síntesis hepática.
Los triglicéridos son lípidos que el cuerpo sintetiza de la grasa que absorbe el intestino o mediante la síntesis de la glucosa en el hígado. Constituyen una de las principales fuentes de energía en las reservas corporales. Por lo general, estas moléculas se almacenan en el tejido adiposo y circulan en la sangre de manera natural, pero pueden estar en el origen (si existen en grandes cantidades) de las enfermedades cardiovasculares debido a sus posibles depósitos en las paredes arteriales.
Los triglicéridos de cadena media (TCM) se caracterizan por tres grupos de hidroxilo de glicerol esterificados por ácidos grasos de cadena media. Extraídos del aceite de palma o de copra, los TCM son las grasas que no requieren una intervención de la bilis o los jugos pancreáticos, al ser absorbidos por el intestino. En consecuencia, estos triglicéridos son una fuente de energía importante que encuentra una amplia aplicación en el campo de la medicina, especialmente para equilibrar la comida en los sujetos que absorben mal la grasa.
La hiperlipidemia corresponde a la tasa alta de lípidos en la sangre. Los principales lípidos del cuerpo son los triglicéridos, el colesterol y los fosfolípidos. Una alta tasa de concentración en la sangre de triglicéridos es un riesgo importante de colesterol.
El sobrepeso, el tabaquismo, la diabetes, el alcohol, la inactividad física, los anticonceptivos orales o ciertos medicamentos, la presión arterial alta, el estrés o incluso el consumo de alimentos ricos en grasa representan y aumentan el riesgo de hipertrigliceridemia.
Su dosificación en la sangre se practica en ayuno y, por lo general, al mismo tiempo que con el colesterol.
En los hombres, la tasa normal de triglicéridos es de entre 0,5 y 2 mmol / L (es decir, 0,45 y 1,75 g / l). En las mujeres, varía entre 0,40 y 1,60 mmol / L (es decir, entre 0,35 y 1,40 g / l).
Advertencia: los resultados pueden variar según la técnica que haya utilizado el laboratorio y en función de varios factores como la edad y el género, entre otros.
En caso de hipertrigliceridemia en el hombre, la tasa sanguínea es mayor que 2 mmol / l (o a 1,75 g / l) y en la mujer es superior a 1,60 mmol / l (o a 1.40 g / l).
En general, esta anomalía se produce debido a una dieta demasiado alta en el consumo de grasa o por un consumo elevado de alcohol. En caso de exceso de triglicéridos, se recomienda disminuir el consumo de grasas y el alcohol, seguir una dieta saludable que favorezca la pérdida de peso; en el caso de obesidad, hacer actividad física de manera frecuente y dejar de fumar. Si la tasa en la sangre sigue siendo alta a pesar del tratamiento apropiado, se pueden administrar fármacos fibratos que se utilizan para disminuir su cantidad.
El aumento de los triglicéridos es consecuencia de una alimentación excesivamente grasa, lógicamente, la reducción de los triglicéridos es resultado de una falta de este material. Sin embargo, una baja tasa de triglicéridos en la sangre no es responsable de ninguna enfermedad en particular.
La hipertrigliceridemia representa un factor de riesgo de las enfermedades cardiovasculares. Su origen puede ser genético o causado por enfermedades como la diabetes o debido al alcoholismo.
Por lo general, las píldoras anticonceptivas son contraindicadas en caso de hipertrigliceridemia debido al riesgo de trombosis. En estos casos, se recomiendan otros tipos de anticonceptivos.
La hipertrigliceridemia aumenta el riesgo de ateroma que evoluciona disimuladamente en el transcurso de los años y puede causar la obstrucción de una o más arterias. Dependiendo de dónde se obstruye la arteria, puede causar impotencia, derrame cerebral, ataque al corazón o artropatía periférica.
Dejar de fumar, controlar la presión arterial, realizar actividad física de manera regular, monitorear el peso, seguir una dieta adecuada, comprobar regularmente la tasa sanguínea de triglicéridos y del colesterol con el perfil de lípidos son medidas que previenen la aparición de complicaciones por hipertrigliceridemia.
En primer lugar, el tratamiento consiste en adoptar hábitos de alimentación saludables e higiénicos con una dieta que ayude a reducir la grasa saturada. La disminución de mantequilla, queso, carnes grasas (carnero y cordero, entre otros), embutidos, salsas, comidas preparadas y postres permite reducir los triglicéridos en la sangre. Dar preferencia a los alimentos hipolipemiantes, como soya, lentejas, judías, guisantes, nueces y avena. Los estanoles vegetales, o fitoesteroles, se encuentran en numerosos vegetales y, particularmente, en cereales, frutas y verduras.
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