El reflujo gastroesofágico es frecuente en los recién nacidos. Descubre cuáles son sus causas, los principales síntomas y cómo tratarlo.
El reflujo es un evento fisiológico normal que afecta a los bebés de hasta seis meses de edad.
Los principales síntomas del cólico del lactante son el llanto excesivo de varias horas de duración que no se consuela con nada. El bebé encoge las piernas hacia el abdomen, cierra y aprieta los puños y tiene el abdomen distendido. Estos episodios suelen aparecer por la tarde o por la noche, en cambio, el bebé no muestra ningún síntoma durante el resto del día. La posición del puma en el árbol, esto es sujetando al bebé con el antebrazo de modo que su abdomen quede apoyado en el antebrazo, puede calmar el dolor y aliviar el llanto.
En el caso del reflujo gastroesofágico, el síntoma más común son los vómitos, pero no siempre. Otro síntoma del reflujo es el llanto inconsolable que dura horas y horas. Cuando el niño tiene reflujo debes colocarlo en posición vertical y nunca boca abajo. El niño fabrica mucha saliva para neutralizar el ácido que está en el esófago, por eso se despierta irritado sin causa aparente durante el sueño. Además, el bebé suele rechazar el alimento o llorar y arquear la espalda cuando termina de comer. También son frecuentes los dolores abdominales, el mal aliento, el hipo frecuente, la tos persistente o las neumonías recurrentes por aspiración del vómito.
El reflujo gastroesofágico aparece cuando el contenido del estómago sale de él y vuelve al esófago provocando una regurgitación en el bebé.
Cuando una persona ingiere un alimento, este pasa desde la garganta hasta el estómago a través del esófago. Un anillo de fibras musculares en la parte superior del estómago denominado esfínter esofágico inferior impide que el alimento regrese hacia el esófago. Pero si el esfínter esofágico no se cierra correctamente, el alimento regresa al esófago y esto se denomina reflujo gastroesofágico.
En los bebés, una pequeña cantidad de reflujo gastroesofágico es normal, pero el reflujo continuo con vómito frecuente puede irritar el esófago y causarle molestias. En cambio, el reflujo intenso que ocasiona pérdida de peso o problemas respiratorios no es normal y debe ser estudiado y vigilado por un médico.
Los bebés lactantes pueden experimentar tres tipos de reflujo de acuerdo al origen de este trastorno.
El primero de ellos es el reflujo gastroesofágico de origen fisiológico. Es el más común y afecta particularmente a bebés recién nacidos y se caracteriza por la aparición de regurgitaciones frecuentes. En algunas ocasiones se acompaña de vómitos. Este tipo de reflujo no afecta al crecimiento ni al estado general del bebé.
En cambio, el reflujo gastroesofágico de origen funcional se caracteriza por la aparición de vómitos frecuentes.Tampoco altera el crecimiento ni el estado general del bebé. Aproximadamente, el 60 % de los bebés se cura antes de los 18 meses de vida aunque en casos aislados puede persistir hasta los cuatro años de edad.
El reflujo gastroesofágico de origen patológico es una enfermedad. En esta etapa de la vida del bebé, tanto su crecimiento como su estado general se ven afectados, pudiendo presentarse síntomas como irritabilidad, agruras excesivas, anemia y síntomas pulmonares como tos. En casos extremos, el bebé puede dejar de respirar momentáneamente o bien padecer síndrome de muerte súbita. No obstante, solo el 7 % de los casos entran en esta categoría.
Los síntomas pueden incluir tos (especialmente después de comer), llanto inconsolable fruto del dolor que sufre el niño, vómito excesivo durante las primeras semanas de vida que empeora después de comer y vómitos extremadamente fuertes.
En algunos casos, el bebé se niega a comer y pierde peso o crece muy lentamente.
La aparición de silbidos en el pecho u otros problemas respiratorios también están relacionados con el reflujo gastroesofágico.
El reflujo oculto o reflujo silencioso, también denominado reflujo sin vómitos, es un tipo de reflujo poco común y difícil de diagnosticar dada la ausencia de síntomas en el bebé.
Para la mayoría de los pediatras, el reflujo oculto entra dentro de la normalidad cuando en el 42 % de los casos va asociado a una alergia a la proteína de la leche de vaca o APLV. El bebé no regurgita como ocurre con el reflujo clásico, por eso es más difícil diagnosticarlo.
Los bebés que padecen este tipo de reflujo se muestran irascibles y lloran con frecuencia. Tampoco les gusta estar tumbados y sienten cierto alivio cuando se les balancea suavemente entre los brazos, se les coloca en posición vertical o se les incorpora en la cuna. Sus episodios de sueño son cortos y superficiales y parecen estar siempre alerta y muy espabilados. También suelen toser y estornudar sin estar acatarrados y a veces parece que se asfixian o que se les viene algo a la boca. Además, el hipo es frecuente en niños con este tipo de reflujo y babean mucho.
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