Granos por el calor en bebés

El exceso de sudor, un virus, una infección bacteriana o una alergia alimentaria pueden ser la causa de los granitos y sarpullidos que presentan los niños recién nacidos y los bebés de seis meses y un año. En la mayoría de los casos, los granitos son benignos y desaparecen con el tratamiento médico adecuado.

Granos en bebés recién nacidos

La piel del bebé es muy delicada y propensa a las erupciones. La mayoría de los granitos que aparecen en la piel del recién nacido son benignos y pasajeros. Existen tres grandes tipos: los granitos causados por el acné, el sudor y el eritema tóxico que es una erupción cutánea benigna.

El sarpullido suele extenderse a zonas más o menos localizadas del cuerpo del bebé y no necesita tratamiento ya que los granos desaparecen solos con el paso del tiempo.

Los granitos causados por el acné neonatal son pequeños granitos de color amarillo o blanco localizados en la frente, la nariz, el labio superior y las mejillas del bebé. Estos granos aparecen como resultado del agrandamiento de las glándulas sebáceas secundarias debido a la estimulación de los andrógenos maternos. Es un proceso benigno y desaparece progresivamente y sin tratamiento en las primeras semanas de vida.

El eritema tóxico o urticaria del recién nacido es una erupción cutánea benigna. El 50 % de los niños recién nacidos puede sufrir una erupción con lesiones semejantes a un granito de color blanco amarillento rodeado por un halo rosado. El eritema tóxico desaparece con el paso del tiempo.

Granitos por calor en los bebés

La sudamina o miliaria es una reacción secundaria causada por la transpiración en épocas de calor o por exceso de abrigo.

Aparece en los bebés menores de un año a causa de la obstrucción de las glándulas sudoríparas. Dicho de otro modo, el sudor no puede salir y da lugar a pequeños granos de color rojo o blanco.

Las lesiones se localizan con más frecuencia en la cara, el cuello, la parte superior del tronco, las extremidades y el área del pañal, principalmente en las zonas donde hay más glándulas.

La sudamina hace que la piel del bebé enrojezca y adopte un aspecto rugoso. Para prevenirla, conviene evitar que el niño pase calor y sude en exceso. La ropa tampoco debe quedarle muy ajustada.

Cómo tratar la sudamina o granitos por el calor en bebés

El tratamiento de la sudamina consiste en evitar que el bebé pase calor y sude. Además, se recomienda vestirlo con ropa liviana y de algodón. Por el contrario, se desaconseja aplicar al bebé cremas o talcos porque pueden taponar aún más los poros.

Si la erupción es importante y afecta al niño de algún modo (picazón, molestia, intranquilidad), el pediatra deberá recetar alguna crema con corticoides para aliviar la erupción rápidamente.

Granos en bebés de seis meses

Puede tratarse de un problema de dermatitis atópica. En efecto, los niños atópicos tienen la piel más seca y padecen con más frecuencia queratosis folicular, un trastorno que origina la aparición de granitos y lesiones en la piel. El tratamiento consiste en hidratar la piel mediante jabones específicos sin detergentes y preparados hidratantes y queratolíticos.

El acné del bebé desaparece generalmente al cabo de algunas semanas, pero puede durar hasta seis meses. Si no desaparece al cabo de tres meses o aparece entre los seis meses y los dos años de edad del bebé será necesario consultar al pediatra para prevenir su aparición en la pubertad. No se debe reventar los granitos ya que se agravará más el problema. Tampoco frotar ni lavar fuertemente la piel del bebé porque irritarías aún más su piel sensible. Lávale la cara con agua y jabón suave pH neutro y sin fragancia. Si tu hijo tiene la piel sensible, lava solamente su cara con agua tibia.

Evita aplicarle lociones o aceites humectantes en la piel ya que estos productos aumentarán la grasitud y el acné. Asimismo, utiliza jabones y enjuagues naturales para lavar su ropa.

Aunque la sudamina afecta principalmente a los bebés de pocos meses, también puede aparecer en niños más mayores cuando el termómetro se eleva a más de 30 ºC. Se presenta en forma de granitos aislados o en forma de sarpullido formando ronchas de color rojizo que, en ocasiones, producen picazón

Granos y sarpullido en bebés de un año

El eczema es un sarpullido con comezón que aparece en los pliegues de los codos, rodillas, mejillas, barbilla, cuero cabelludo y espalda. La piel se vuelve áspera, gruesa y escamosa o bien presenta granitos rojos que pueden supurar. Es más común en familias con antecedentes de alergias o asma. Aparece durante el primer año de vida y a menudo desaparece alrededor del segundo año de vida pero podría continuar durante la edad adulta.

Las picaduras de garrapatas transmiten la enfermedad de Lyme. Si se trata de una infección bacteriana requiere tratamiento médico inmediato. Se manifiesta en forma de una picadura rodeada por un anillo o un sarpullido.

Los primeros síntomas de la escarlatina son: garganta irritada, dolor de cabeza, náuseas y vómitos. Entre doce y catorce horas después del contagio aparece un sarpullido color rojo con textura de papel de lija. Primero sale en una zona determinada del cuerpo pero después se extiende. Si presionas la piel, el sarpullido se vuelve blanco. Si tu hijo tiene escarlatina llévalo al médico para que le recete los medicamentos adecuados.

La foliculitis son espinillas o pústulas que aparecen alrededor de los folículos capilares y pueden formar costra. Suelen aparecer en el cuello y en las axilas o en la ingle. No son frecuentes antes de los dos años de edad.

El impétigo son granos rojos que se llenan de pus y producen comezón. A menudo aparecen en la nariz y alrededor de la boca pero pueden extenderse fácilmente a otras partes del cuerpo. Los granos se convierten en ampollas de pus que revientan y generan costras de color amarillo o marrón. El impétigo también produce fiebre e inflamación de los ganglios linfáticos situados en el cuello. Es más común entre niños de dos a seis años de edad.

El molusco contagioso se manifiesta en forma de pequeñas bolitas redondas de tono blanco o rosado brillante. Por lo general, no salen más de veinte bolitas y cada una tiene un hoyuelo en el centro o una diminuta cabeza llena de pus. Su tamaño puede variar entre 1 mm y 10 mm (1/16 y 3/8 de pulgadas) y pueden crecer durante varias semanas. Aparecen, principalmente, en el vientre, el pecho y la parte interior de articulaciones (codos y rodillas) aunque también pueden extenderse a las nalgas y a los genitales. En casos muy raros, los granitos salen en casi cualquier parte del cuerpo, incluyendo la boca y los párpados. El molusco contagioso desaparece por sí solo al cabo de dieciocho semanas pero si los granitos provocan comezón, sangran o hacen que el bebé se sienta incómodo, acude al médico.

La llamada quinta enfermedad empieza con un poco de fiebre, dolor y síntomas de resfriado. Al cabo de unos días, las mejillas del bebé adquieren un color rojo intenso. También se conoce como eritema infeccioso o enfermedad de los cachetes o mejillas abofeteadas. Es más común en niños en edad escolar o preescolar.

La roseola provoca fiebre repentina —a menudo por encima de 39 ºC— durante tres o cinco días. Después aparece un sarpullido abultado o plano en el torso y el cuello que se extiende a los brazos, las piernas y la cara. El niño puede estar irritable, vomitar o padecer diarrea. Esta enfermedad es más común en bebés de entre seis meses y tres años de edad.

La rubeola aparece en forma de sarpullido de color rosa o rojizo en la cara y después se extiende por el cuerpo. Tarda dos o tres días en desaparecer y va acompañado de fiebre ligera, ganglios inflamados detrás de las orejas, nariz congestionada o que gotea, dolor de cabeza y garganta irritada. Es una enfermedad poco común en países donde se vacuna a los niños contra la rubeola por lo que suelen padecerla aquellos que no se han vacunado.

Los primeros síntomas del sarampión incluyen: fiebre, mocos, ojos rojos y llorosos, además de tos. Algunos días después aparecen granos rojos con puntitos blancos en el interior de las mejillas. Más tarde, aparece un sarpullido en la cara que luego se extiende por la espalda, el tronco, los brazos, las manos, las piernas y los pies. Dicho sarpullido empieza en forma de ronchas lisas que se vuelven más abultadas y causan comezón. Dura cinco días y después adquiere un color parduzco que deja la piel seca y escamosa. El sarampión es más común en niños que no han sido vacunados.

La sarna es un sarpullido en forma de ronchas aisladas que produce mucha comezón. Aparece entre los dedos, alrededor de las muñecas, en las axilas, en el área del pañal y alrededor de los codos aunque también puede extenderse a las rodillas, las palmas de las manos, las plantas de los pies, el cuero cabelludo y la cara. A veces aparecen líneas delgadas curvas de color blanco o rojo o ampollas cerca de los sarpullidos. La comezón es más intensa después de un baño caliente o por la noche y puede impedir que el niño duerma bien. La sarna puede afectar a niños de cualquier edad.

La urticaria produce enrojecimiento e inflamación de la piel, además de fuerte picazón. Afecta a niños de cualquier edad, se presenta en cualquier parte del cuerpo y aparece y desaparece. Normalmente, la inflamación dura varias horas o días, pero puede prolongarse a varias semanas o incluso meses.

La urticaria papulosa cursa con pequeños parches de piel inflamada producidos por la picadura de un insecto. Tienden a convertirse en granos duros de color rojo parduzco que producen mucha comezón. Puede aparecer a cualquier edad.

Los primeros síntomas de la varicela incluyen: fiebre, náuseas, dolor de cabeza, dolor muscular y falta de apetito. La erupción de la varicela empieza con pequeños granitos de color rojo que en unas cuantas horas se llenan de líquido. Aparecen en la cara y luego se extienden por el cuerpo. A veces salen tantos que se unen unos con otros. Pueden ser más molestos en la cabeza, en los genitales y en la boca. Puesto que la varicela tiene un origen vírico, desaparece por sí sola en unos días.

Cuáles son los síntomas de un golpe de calor en un bebé

Los bebés y los niños, sobre todo los más pequeños, son propensos a sufrir daños por estar expuestos a altas temperaturas sin estar protegidos.

Cuando una persona se expone al sol con altas temperaturas, corre el riesgo de perder abundantes líquidos corporales, lo cual conduce a la deshidratación del organismo.

El bebé también puede sufrir un golpe de calor. Se produce cuando el organismo genera una cantidad de calor que no es capaz de eliminar mediante sus sistemas de refrigeración.

La insolación o acción directa del sol sobre zonas vitales del cuerpo, en especial la cabeza, puede producir un sobrecalentamiento del cerebro y el mal funcionamiento del mismo, así como un aumento importante de la temperatura corporal (39 ºC o más), abundante sudoración, cefalea y, en casos extremos, confusión y pérdida de conocimiento que requiere ingreso hospitalario urgente. También aparece fatiga, calambres musculares, náuseas o vómitos, erupción cutánea (piel enrojecida, caliente y, en los casos más extremos, sin sudor), aumento de la frecuencia cardiaca, problemas para respirar y sensación de falta de aire.

En casos graves, estos síntomas pueden producir la muerte del niño.

Cómo quitar el sarpullido que aparece en un bebé

Los bebés son propensos a los sarpullidos en la piel o erupciones cutáneas que suelen producir escozor y, en algunos casos, dolor.

Es necesario identificar la causa del sarpullido para evitarlo. Por lo general, aparece como consecuencia de algún cambio en su rutina, como un nuevo alimento, pañales de otra marca, ropa nueva, etc. Es decir, el bebé puede tener alergia a un alimento o a algún tipo de fibra de ropa que antes podía llevar sin problemas. En cualquier caso, lo más recomendable es acudir al pediatra para que encuentre la causa del sarpullido y efectúe, si es necesario, las correspondientes pruebas de alergia.

Además, el pediatra recetará una crema para pieles atópicas que eliminará las manchas en pocos días, así como un antihistamínico para aliviar el escozor y evitar que se rasque. Hay que vestir al niño con poca ropa y muy ligera —si la época del año lo permite—, darle baños de agua templada y, sobre todo, vigilar la aparición de nuevas ronchas y fiebre.

Es importante que el bebé no se rasque, de modo que habrá que entretenerle para que se olvide del escozor. No se recomienda introducir introducir alimentos nuevos en la dieta del niño durante estos días y se debe ir controlando que las manchas y el escozor disminuyan.

Foto: © Gelpi – Shutterstock.com

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