El traumatismo craneoencefálico (TCE) representa una de las causas de mortalidad más frecuente en la población menor de 45 años. La mayoría de los TCE en los jóvenes se debe a los accidentes de tráfico. Otras causas a tener en cuenta son los traumatismos casuales y los accidentes laborales.
Una parte importante de la población que sobrevive a un traumatismo grave queda con secuelas importantes, por lo que supone una importante repercusión familiar y social, además de un coste económico importante.
La mortalidad de los pacientes con TCE está en relación con la precocidad de su diagnóstico. Los métodos de diagnóstico por neuroimagen han permitido el reconocimiento rápido de las lesiones cerebrales.
La detección precoz de estas lesiones y la reducción del tiempo entre el traumatismo y el posible tratamiento en un centro calificado, con un medio de transporte adecuado y la asistencia durante el mismo, hacen que los traumatismos sean más manejables y de mejor pronóstico.
Los traumas craneoencefálicos provocan más muertes e incapacidades que cualquier otro problema neurológico en los individuos menores de 50 años y representan la principal causa de muerte en los adultos y jóvenes.
La práctica inadecuada de los clavados puede llegar a tener consecuencias muy graves, que pueden provocar lesiones medulares muy severas o traumatismos craneoencefálicos.
Nunca se debe saltar sin haber comprobado la profundidad de la piscina. La profundidad mínima de una piscina para realizar un salto o clavado debe ser de 1,5 metros.
Tirarse de cabeza en la piscina supone la causa más frecuente de lesiones acuáticas graves por lesión de la médula espinal.
Cuando la profundidad de la piscina no esté indicada, hay que introducirse sin saltar en la alberca o si está presente, preguntar al socorrista.
No se debe saltar nunca en ríos, lagos o en el mar. Es lo que llamamos "aguas con peligros ocultos", ya que desconocemos su profundidad.
Si uno no tiene experiencia, no se deben practicar saltos sin contar con la ayuda de un monitor titulado.
Los traumatismos craneoencefálicos y los traumatismos medulares también pueden producirse por la práctica de surfing y motos acuáticas.
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